Para evitar una epidemia de cáncer prostático y lograr que la población masculina tome conciencia de la necesidad de realizarse periódicamente un control de próstata, el Reino Unido considera que es responsabilidad de los estados encarar una campaña en ese sentido.
Si se pusiera en práctica el proyecto en dicho país, se espera que la cantidad de cánceres diagnosticados cada año pase de 30.000 a 160.000, lo que no significa que todos sean fatales, ya que muchos tumores resultan de bajo riesgo.
Algo similar ya se cumplió en Estados Unidos en la década de los 90, cuando se estandarizó el uso de la prueba del antígeno prostático específico (PSA), explicó el profesor David E. Neal, de la University of Cambridge.
"Hubo una epidemia de cáncer prostático en Estados Unidos –agregó- y se triplicó el número de pacientes en cinco años".
Muchos cánceres detectados mediante PSA son de lento crecimiento y se pueden manejar con "un seguimiento activo", en lugar de radioterapia o cirugía, que afectan la calidad de vida del hombre, al causar incontinencia, impotencia y otros efectos adversos.
El equipo de Neal está haciendo un estudio sobre un cuarto de un millón de varones, de entre 50 y 69 años, al que se sometió al control de rutina. La mitad eligió hacerse el test. Un 10 por ciento presentó PSA alto y un cuarto ya padecía cáncer.
El 12 por ciento de los tumores identificados fue localmente agresivo y se diseminó más allá de la glándula prostática; un tercio, en cambio, se constituyó en tumores de muy bajo riesgo.
Para el nuevo estudio, el equipo es financiado por el Departamento de Salud británico y se llama Prostate Testing for Cancer and Treatment (ProtecT), que apunta a evaluar a cuántos hombres se les diagnosticaría el cáncer si el país impulsa el control rutinario y la mitad aceptara hacérselo.
Calculan los expertos que unos 160.000 cánceres serían de bajo riesgo por lo que no amenazarían la salud de los portadores; también, opinan que uno de cada 10 alcanzaría estadio avanzado.
En Estados Unidos, sostuvo Neal, los urólogos están empezando a ofrecer enfoques de tratamiento a los hombres con tumores de bajo riesgo.
La actual investigación británica apunta a localizar a los grupos de alto riesgo -a los que se deba controlar- y determinar qué hombres con cáncer prostático deberían recibir un tratamiento agresivo con radioterapia, fármacos o cirugía, al igual que cuáles necesitarían un enfoque más conservador.