Consiste en un padecimiento infeccioso agudo dermoepidémico y del tejido subcutáneo, rápidamente progresivo; además, es considerado como un tipo de celulitis que afecta a lactantes, niños pequeños y ancianos.
En general, la erisipela se origina por el estreptococo beta hemolítico del grupo A, el cual penetra en la piel a través de una vía de entrada superficial, o con menor frecuencia por una diseminación hematógena.
El papel de las toxinas estreptocócicas es probablemente de notable importancia en la patogenia de la enfermedad.
Escalofríos y temblores.
Cefalea.
Vómitos.
Dolores articulares.
Fuerte dolor en la zona afectada.
Lesiones dolorosas –de color rosa a roja- con edemas que se extienden en forma inmediata y son calientes al tacto. Poseen bordes sobreelevados bien definidos y la superficie en piel naranja.
En ocasiones se desarrollan vesículas o ampollas.
En los ancianos ocurre la complicación de una herida abierta, como una úlcera venosa. También sucede en la piel intacta, sobre todo si poseen edema o insuficiencia venosa.
En los niños se localiza en la zona del abdomen.
En los adultos se da asiduamente en la cara, las orejas y los miembros inferiores. Daña las mejillas, con un gran hinchazón que llega a comprometer los párpados. En esta situación, es importante buscar focos causantes en la cavidad bucal.
Otras ubicaciones son la vulva, la vagina o el pene, con inflamación, enrojecimiento y dolor intenso.
La enfermedad evoluciona en tres semanas; deja como secuela una pigmentación en la piel.
Pie de atleta (infección por hongos), úlceras de pierna, linfedema (aumento de volumen de los miembros inferiores), diabetes, alcoholismo, obesidad, sobrepeso o malas condiciones de vida.
Se procura el alivio de los síntomas; detectar y manejar las infecciones invasoras y evitar las recurrencias mediante el manejo de los factores de riesgo.
Los pacientes con cuadros severos son hospitalizados.
La primera medida es guardar reposo varios días con la pierna elevada, de modo de disminuir el dolor, el edema y la fiebre.
Con los antibióticos, la fiebre se va en 24 a 72 horas y se reducen los signos cutáneos.
La penicilina G es el tratamiento estándar y es activa en el 80% de las erisipelas no complicadas.
También se utiliza amoxilina 3/ 5,5 g/día por el término de 10 a 20 días.
Los antimicóticos para el pie de atleta deben utilizarse junto con una buena higiene.
Se recomienda mantener la piel sana, evitar la sequedad y cortaduras y raspaduras.
Sin tratamiento, resulta grave, con complicaciones tales como trombosis vascular (formación de un agregado de plaquetas sobre la superficie vascular lesionada), nefritis (inflamación del riñón) o sepsis (infección en la sangre).
En ciertos pacientes se observa que las bacterias viajan hasta la sangre, lo que suscita una afección bacteriemia (las bacterias fluyen en la corriente sanguínea, pudiéndose diseminar a las articulaciones, los huesos y las válvulas cardíacas).
Fuente:
Daniel Levy, MD, PhD, Infectious Diseases, Greater Baltimore Medical Center, Baltimore,