Alarmante conclusión si tenemos en cuenta que en la Argentina se registran 8 millones de niños hundidos en la pobreza y 11 millones entre adultos y menores
Según una reciente investigación el envejecimiento del cerebro -que ocurre habitualmente a lo largo de la vida- se profundiza en personas con carencias socioeconómicas cuando “tienen sus raíces en la niñez”, ocasionándoles una ostensible reducción de su capacidad de pensamiento, aprendizaje, razonamiento, memoria y añadiéndose mayores dificultades para resolver problemas en la ancianidad.
Por culpa de la pobreza, tanto el cuerpo como el cerebro envejecen más rápido, indica la investigación encarada por el Instituto Nacional Checo de Salud Mental de Klecany. El equipo conducido por la doctora Pavla Cermakova, evalúo a 20 mil personas de 16 países de Europa de una edad promedio de 71 años (retomando el examen cinco años después), en el marco de la Encuesta sobre la Salud, el envejecimiento y la Jubilación, de ese continente.
Los que vivieron en la pobreza desde sus primeros años de vida, que conformaron el 4 por ciento de los sometidos a observación, obtuvieron un exiguo puntaje en habilidades cognitivas, acompañada esta situación por un bajo nivel educativo que les creó problemas para tener un empleo. Además, demostraron ser menos propensos a conformar una pareja estable, junto con una remarcada tendencia a sufrir síntomas depresivos, disminución de su capacidad física activa y deterioro general en su salud.
Los investigadores hallaron que quienes sufrieron aprietos sociales y económicos en la niñez siguieron puntuando en promedio 0.15 puntos menos a medida que avanzaba su edad, tras aplicar en su estudio otros factores de medición como índice de masa corporal y enfermedad cardíaca.
“…el ambiente en que crecemos se refleja en el nivel de nuestras habilidades cognitivas en la vejez; y la educación, la depresión o los distintos factores del estilo de vida explican nuestras conclusiones”, sostuvo Cermakova en un comunicado de prensa de la Academia Americana de Neurología publicados en la revista Neurology y en el Health Day News.
Recalcó la investigadora la imperiosa necesidad de que “los gobiernos se enfoquen a instrumentar estrategias para proteger la salud mental desde la niñez”. Agregó: “se debe proveer a los niños que enfrentan dificultades sociales y económicas más recursos para contrarrestar las desventajas que enfrentan”
- En Argentina los niños pobres son abandonados por el gobierno de Cambiemos
La pobreza en la Argentina abarca al 48,1% de los niños, son ocho millones con carencias económicas y alimentarias, ya que en el caso de la alimentación el 17,6% experimenta déficit en sus comidas y el 8,5% pasa hambre.
Estos datos dados a conocer en junio próximo pasado por el Barómetro de Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica corresponden a los últimos meses del año 2017, reconociendo la UCA que va en aumento constante la asistencia de los menores a comedores infantiles en las escuelas, siendo las organizaciones no gubernamentales las que reúnen mejores condiciones -por contribuciones solidarias- a paliar este gravísimo escenario.
Recordemos el esfuerzo voluntario de los maestros por acompañar a sus alumnos con ollas populares, ante la indiferencia del gobierno nacional y/o provincias gobernadas por Cambiemos que apenas entrega a las escuelas alimentos insuficientes y aun en mal estado.
Cabe señalar que existen 11 millones de argentinos pasando privaciones en un país que se caracteriza por sus tierras fértiles y abundante producción de alimentos. La suma total de pobres corresponde al segundo trimestre de 2018, relevada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Las cifras indudablemente se acrecentarán por la devaluación, inflación, fuerte shock de tarifas de servicios públicos dolarizadas y caída estrepitosa del salario real por el continuo proceso inflacionario. Para peor el presidente Macri se encarga de repetir que se avecinan más tormentas económicas y tiempos muy complejos.