La insuficiencia o regurgitación aórtica significa que la válvula entre el ventrículo izquierdo (cámara inferior izquierda del corazón) y la aorta (el vaso sanguíneo principal que sale del corazón) funciona mal.
Este defecto ocasiona que la sangre bombeada se filtre al corazón en su camino de regreso. Por lo tanto, el ventrículo izquierdo necesita trabajar más para bombear más sangre de la normal.
El aumento de trabajo de este ventrículo hace que gradualmente adquiera mayor tamaño.
* Regurgitación aórtica aguda: los síntomas se dan de modo apresurado; en situaciones que revisten gravedad, una cirugía practicada inmediatamente permite salvar la vida.
* Regurgitación aórtica crónica: los síntomas se repiten durante muchos meses o años.
* La válvula aórtica se deforma y se desempeña mal.
* Una deformación o alteración cardíaca en las cercanías de la válvula perjudica su funcionamiento.
* Infecciones del corazón como fiebre reumática (reacciones inflamatorias diseminadas del tejido conectivo que afectan el sistema osteoarticular, cardiovascular, nervioso y la piel),. o endocarditis infecciosa (infección microbiana del revestimiento interno del corazón).
* Disección aórtica (se separa la capa interior de la capa media por desgarro en la pared de la aorta que hace que la sangre fluya).
* Traumatismo (producto por ejemplo de un accidente).
Los motivos de peligro son:
* La válvula aórtica bicúspide: una deformidad congénita en la que la válvula aórtica tiene dos cúspides en lugar de tres.
* Otros tipos de enfermedad cardíaca congénita.
Infecciones del corazón como: fiebre reumática, endocarditis infecciosa y enfermedades que impulsan el ensanchamiento de la raíz aórtica (la parte de la aorta unida al ventrículo), a raíz de:
Síndrome de Marfan (trastornos del tejido conectivo que lesionan los sistemas esquelético y cardiovascular, ojos y piel);
* Hipertensión;
* Enfermedades vasculares de colágeno, como Lupus Eritematoso Sistémico (trastorno autoinmunitario crónico que puede afectar la piel, las articulaciones, los riñones y otros órganos);
* Aneurisma aórtico (dilatación que ocasiona debilidad en la pared de la arteria);
* Sexo masculino;
* Edad: más de 50 años.
De aparición rápida, sin darle tiempo al corazón para compensarse o agrandarse, los síntomas van acrecentándose de a poco y llegan a no ser detectados durante años, hasta que la afección da evidencias de empeoramiento.
Incluyen:
* Falta de aire.
* Fatiga, en especial tras una actividad física.
* Retención de líquidos en algunas partes del cuerpo, como en los tobillos.
* Arritmias cardíacas (latidos cardíacos anormales).
* Angina (dolor en el pecho por suministro sanguíneo faltante).
*Presión arterial baja.
En casos severos, sobre todo por traumatismo, se necesita cirugía inmediata.
Para la regurgitación aórtica crónica, el ritmo adecuado de terapia médica y de tratamiento quirúrgico depende de varios factores:
* desarrollo sintomático y su gravedad;
* grado de daño cardíaco y nivel de función cardíaca;
* edad del paciente;
* riesgos relacionados con el tratamiento.
El suministro de medicamentos reduce la hipertensión arterial y la presión del bombeo del corazón, mientras no existan síntomas y la función cardíaca es normal.
También se puede administrar medicación orientada a tratar el dolor en el pecho y los latidos irregulares, a la vez orientada a prevenir una infección de válvulas dañadas o artificiales y la formación de coágulos sanguíneos.
Si se suscita insuficiencia cardíaca, se usan fármacos para que el corazón bombee sangre de modo más efectivo.
Es usual la cirugía cuando hay regurgitación aórtica aguda severa, o el ritmo cardíaco responde a una insuficiencia de la aorta de manera crónica. Ante esta última circunstancia, el médico –para determinar el mejor momento de la intervención quirúrgica- se aboca a controlar estrictamente los síntomas y la actividad del corazón. La cirugía reemplaza la válvula aórtica.
Si se tratan de inmediato las infecciones por estreptococos, es factible la prevención de la fiebre reumática, que es un factor determinante de problemas con las válvulas como la regurgitación que nos ocupa.
Frente a una válvula anormal, se ocasionan más probabilidades de infecciones; cuando se dan, el médico prescribe antibióticos de modo de evitar que avancen en las válvulas.
Es probable la receta de antibióticos antes de procedimientos dentales o cirugías.
Fuentes
American Heart Association
Canadian Cardiovascular Society
Canadian Family Physician