Se ha constatado el incremento de cáncer de pulmón entre mujeres no fumadoras en Europa, expuestas a los disolventes.
También se evidencia, entre las mujeres agricultoras en Italia, por efecto de los pesticidas, que se ha diseminado el cáncer de mama y de riñón; melanomas y de vejiga urinaria; mientras que el riesgo de aumento de cáncer de ovario, estómago y esófago se registra en aquellas que trabajan con benceno, talco contaminado con amianto y otros productos en la industria de impresión, en Rusia.
Fue confirmada la relación entre sexo femenino y leucemia y cumplimiento de tareas con benceno, otros solventes, cloruro de vinilo, fármacos antineoplásicos, pesticidas, y otras sustancias usadas en las industrias de proceso de alimentos y textiles.
El cáncer de pulmón, asimismo, se extiende a trabajadoras que se contactan con el amianto, metales (como arsénico, cromo, níquel y mercurio), manufacturas de vehículos a motor, servicios de comidas, o cosmetología y peluquerías. El cáncer de vejiga urinaria se incrementa entre las que se desempeñan en tintorerías, industria textil, de plásticos, de la piel, en la utilización de pinturas, limpieza en seco, y asistencia sanitaria.
Los tumores cerebrales son más frecuentes entre aquellas que se desempeñan en peluquerías, asistencia sanitaria, industrias químicas y de plásticos y manufacturas electrónicas y de ordenadores.
Los laboratorios biomédicos de Israel expanden los cánceres de tiroides, de ovarios y de mama; en tanto, los hombres se ven perjudicados con cáncer próstata, melanoma y leucemia.
En las industrias de curtidos crecen, entre las mujeres, los cánceres de páncreas, de cuerpo y cérvix uterino, melanoma y de riñón.
Las mujeres ven lesionada especialmente su capacidad cognitiva, con interacciones entre las células de la formación de la arquitectura cerebral, los circuitos y su función, que dañan la corteza cerebral, el hipocampo y los núcleos estriados y atentan contra el aprendizaje y la memoria.
Estas alteraciones persisten hasta la adolescencia y vida adulta con pérdidas de memoria y de habilidad laboral debido a defectos de la transmisión sináptica.
La revisión publicada en 2006 por Bretveld y colaboradores demuestra el efecto de disruptores endocrinos y las alteraciones del sistema reproductivo de las mujeres.
La disrupción se observa en todas las fases de la regulación hormonal: en la síntesis, en la liberación y almacenamiento, en el transporte y eliminación, en el reconocimiento de la hormona y el receptor y su acoplamiento, en la activación hormonal post-receptor, en la función tiroidea y en el sistema nervioso central.
Los pesticidas producen una interferencia con la ovulación y acrecientan la esterilidad femenina y masculina.
La aplicación de insecticidas en los lugares de trabajo ocasionan confusión mental, dolor de cabeza frontal, pérdida de rapidez de respuesta, pérdida de memoria y de capacidad de concentración, calambres y parestesias en extremidades superiores e inferiores, pérdida de fuerza muscular y sensación de fatiga. Estos síntomas inmediatos, empeoran progresivamente aún frente a dosis bajas.
El hipotiroidismo se ha desarrollado en un 73% de las personas y el hipertiroidismo en un 5%.
Provocan alteraciones del ciclo menstrual, con incremento de metrorragias y ciclos menstruales cortos, secreción de hormona de crecimiento (GH), dos o tres veces por encima de los valores normales, pero sin llegar a cifras compatibles con la acromegalia (tejidos corporales que gradualmente se agrandan). La hipófisis ha llegado a mayor tamaño en un 30% de casos.
La continuidad laboral –aunque frente a bajas dosis- perjudica en forma más grave y crónica el sistema nervioso central, dando origen a la fatiga crónica (cansancio anormal que impide el desarrollo laboral) y a un 70% de enfermos de fibromialgia (dolor en los músculos, articulaciones, ligamentos y tendones) .
La consecuencia genotóxica de los pesticidas ha puesto de manifiesto que se sumen muchos tipos de cáncer entre los hijos e hijas de los trabajadores agrícolas. Varias revisiones destacan un incremento del cáncer testicular, de los sarcomas de Swing (tumor maligno en huesos y tejidos) , de los tumores cerebrales, de los tumores de Wilms (cáncer de riñon en la infancia), de las leucemias y del osteosarcoma (tumor óseo maligno).
Carmen Valls-Llobet
Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS), España