El único remedio factible es apelar al diálogo, “negociar” entre quienes comparten la mesa de Fin de Año, de modo de limar asperezas y alcanzar un punto de equilibrio que evite discusiones.
Familia política
A las parejas se les plantea un problema que debe ser motivo de una conversación previa y fructífera. Es usual que cada uno prefiera compartir las Fiestas con sus respectivas familias y no con los parientes políticos.
En esta circunstancia, la decisión final tiene que partir de una charla amena entre ambos que les permita ponerse de acuerdo, sin herirse mutuamente.
La ausencia de un acuerdo, es muestra de un inconveniente que ya no radica en las familias sino en el matrimonio.
Distribuir el tiempo
Para no lastimar susceptibilidades, lo aconsejable es distribuir el tiempo entre las dos familias y que el hombre y la mujer conversen sobre el tema con sus parientes propios; a la vez, es sumamente necesario que sepan reservarse un espacio para la intimidad: vendría a ser como un premio al sacrificio de resignarse a que transcurran las reuniones entre distintos familiares.
Prepararse psicológicamente cuando aparece la imagen de la suegra
Alcanzado un acuerdo en cuanto a la distribución del tiempo, hay que prepararse psicológicamente (bien se sabe por ejemplo que no siempre los encuentros con la suegra son fructíferos).
No es cuestión de poner a nadie entre la espada y la pared. Otra vez hay que recurrir al diálogo y a apoyarse “pase lo que pase”.
Evitar enfrentamientos
Poco o nada cambia en pocas horas, cada uno seguirá amando o “hasta detestando a algún familiar”. Basta con sentarse a la mesa, no darse por aludido ante cualquier comentario que afecte, y tratar de disfrutar ese rato con las personas con las que más se congenia.
Mantenerse a flote
Para no hundirse en una pena o molestia, es decir, para mantenerse a flote, ayuda muchísimo desenvolverse con cortesía y amabilidad.
No aislarse
En las Fiestas todos precisamos recibir cariño y prodigarlo. Un poco de generosidad no hace mal a nadie. Es sólo por unas horas y se trata de una reunión que recién se repetirá el año próximo.
Lo peor es optar por el aislamiento: es un comportamiento que lleva a sentirse peor y al auto reproche por no actuar como los demás esperan.
Fuentes. Diez Minutos
Los vínculos familiares reflexiones desde la práctica profesional, BArg Liliana