Tanto el físico como la mente llegan a un límite, por lo que es preciso reconocer cuándo uno se expone a “no doy más” y, entonces, llevar adelante ciertas conductas que impidan y hasta eviten que un cansancio de orden mental produzca consecuencias negativas de diversa índole en la salud.
Nunca hay que incurrir en largos períodos de ayuno porque el cuerpo y la mente necesitan energía. Es preferible optar por comidas de fácil digestión: verduras, pastas, frutas, cereales o lácteos.
Se necesita un buen ambiente laboral, en lo posible se debe contribuir para lograrlo con los compañeros de tareas. Cuando subsiste un cansancio, importa dejar de lado largas jornadas laborales.
Ejercicio
Una actividad física mantiene y protege el sistema nervioso central, desconecta de los problemas de trabajo y quita la probabilidad de caer en el estrés.
El tiempo libre tiene que aprovecharse leyendo revistas, libros, escribiendo artículos o efectuando juegos que promuevan la agilidad mental.
Dormir como mínimo ocho horas permite recargarse de energía y alcanzar un adecuado funcionamiento físico y mental.
Los expertos recomiendan que hay que “respirar profundamente” en circunstancias de alta tensión; este comportamiento hace que exista un buen nivel de oxígeno en la sangre y baje la sensación de cansancio.
Uno de los motivos principales que llevan a un agotamiento mental es la suma de pensamientos negativos a lo largo del día. Por el contrario, hay que asumir una actitud positiva y practicarla día a día.
Fuentes:
United Behavioral Health
DRA. BLANCA DE RAMÍREZ, México