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El diario La República difundió investigaciones recientes que dan cuenta que el 57% de la población desde el inicio de la crisis española ha experimentado un mal depresivo, que se reafirmó sobre todo en las personas de más de 45 años que a la vez sufren de ansiedad.

Se atribuyen los datos estadísticos a alteraciones de la vida cotidiana que han expuesto a los habitantes a situaciones de estrés, alarmados por las dificultades económicas y sociales que han influido ocasionándoles además insomnio, falta de apetito y desmotivación para realizar las tareas diarias.

Los síntomas depresivos se están extendiendo a otras franjas etarias que abarcan niños, adolescentes y adultos menores de 45 años, con periodos cortos, crónicos o permanentes. Los más evidentes observados por los psicólogos, son:

• Estado de ánimo irritable
• insomnio o exceso de sueño
• Cansancio corporal y dificultad de concentración
• Pérdida o exceso de apetito
• Los individuos depresivos tienden a sentir odio o desprecio por sí mismos y sentimientos de culpa
• Se torna muy difícil disfrutar de actividades que den placer
• Pueden presentarse periodos significativos de ansiedad
• Apatía para cumplir actividades cotidianas
• Pensamientos y comportamientos suicidas.

La depresión no es un estado de ánimo sino una enfermedad, diagnosticada como un síndrome psicológico y psiquiátrico, indica el columnista de la nota Israel Guerra. La persona depresiva no siempre asocia sus emociones con la tristeza, pero sí con sentimientos de vacío, incompetencia, desinterés, incapacidad de disfrutar de su vida y corre un alto riesgo de suicidio.

Los españoles superaron los 4000 suicidios, incrementando la tasa anual. Ya en 2016 por trastornos mentales como la depresión se suicidaron 3.569 personas. La Organización Mundial de la Salud señala que en todo el mundo se dan por año 800.000 suicidios, de los cuales el 90 % responde a múltiples enfermedades mentales.

Si bien el INE atribuye las cifras estadísticas fundamentalmente a la crisis, aclaró que la depresión también se vincula a factores biológicos, o por inflamaciones en el cerebro que interrumpen las neurotransmisiones en el sistema nervioso central. Asimismo, existen causas genéticas y en especial cuando se padecen síntomas asociativos como el asma, la diabetes y la enfermedad cardiovascular.

Aunque en los últimos años, los grandes disparadores son psicosociales “por decepciones emocionales”, que surgen a raíz de despidos laborales, violencia doméstica divorcios y deslealtad de la pareja, entre otros, a los que se añaden problemas económicos. Todo se encausaría a que frente a estos motivos aumentarán los afectados por depresión. El 51% de la población española hoy consume psicofármacos y el 10% intenta contrarrestar su estado emocional con la práctica de deporte o técnicas de relajación.

La ansiedad

Como causa o consecuencia de la depresión sobreviene la ansiedad, definida como una enfermedad mental que provoca preocupación y miedo y cuando se tornan graves atentan directamente en las tareas diarias. Los trastornos de ansiedad más comunes son:

• Obsesivo compulsivo (manía de orden obsesivo, de acumulación, de limpieza, entre otros)
• Estrés postraumático (ocasionado por situaciones extremas, accidentes, emergencias, shock, traumas de la infancia e incluso estrés por parto)
• Ataques de pánico (por situaciones traumáticas, miedo y estrés excesivo).