El estudio verificó que si bien los ictus o accidente cerebrovascular (ACV) y coágulos sanguíneos aumentan durante el consumo de estrógenos, no se observaron peligros significativos, en comparación con las mujeres que no tomaron hormonas por el término de 10 años.
Se evaluaron 7.600 mujeres a partir de una preocupación que se planteó sobre la seguridad de la terapia hormonal.
En 2004 se consideró que los estrógenos “Premarin” acrecentaban, por sí mismos, el peligro de contraer rictus y una enfermedad cardíaca.
Si bien en un principio, el uso de estrógenos expuso a un 36% de peligro de rictus y 47% de cóagulos –en relación a los placebos-, diez años después no se ubicaron diferencias notables entre ambos grupos.
En las mujeres de 50 años, los estrógenos parecieron ofrecer algunos beneficios: descenso del 46% por ciento en riesgo de ataque cardíaco y 27% de fallecer luego de haber pasado diez años con este tratamiento.