La anorexia (la negación a alimentarse) y la bulimia (exceso de alimentación y conductas –sobre todo vómitos- para eliminar la ingesta) han sido durante años patrimonio de mujeres adolescentes.
Pero, actualmente, varias investigaciones destacan que los trastornos alimentarios están creciendo entre los varones.
Al respecto, un estudio reciente de la Asociación contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA) de la Argentina, dio cuenta que el 9 % de los adolescentes masculinos sufren patologías de este tipo.
La última investigación sobre la temática, efectuada sobre más de cien mil casos en dicho país, brinda datos preocupantes.
Relevados más de 100 mil casos, surge que cuando en el año 2000 la suma de enfermos de este desorden era apenas del 2% en el sexo masculino, ahora la cifra trepó al 21%.
El seguimiento es el único llevado a cabo en este aspecto. Los datos extraídos son los únicos disponibles sobre esta problemática sumamente preocupante.
Se están dando trastornos cada vez más en edad temprana, si bien la patología incide mayormente en la adolescencia.
“El riesgo es que esta enfermedad de orden alimenticio se vuelva crónica y acompañe al paciente durante la vida”, informó el centro argentino creado en 1985.
Por un lado, la publicidad y los modelos imperantes sobre la belleza y la estética, que han empezado a cambiar la conducta de los varones y, por otro, las estructuras familiares disociadas – con un padre ausente o una madre que trabaja muchas horas fuera de la casa, limitando el tiempo para ver crecer a sus chicos- son cuestiones que conducen a trastornos alimentarios en ambos sexos, informó la licenciada Verónica Chamorro, nutricionista, integrante del staff del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil Dr. Alejandro O´Donnell (CESNI), Argentina, que dirige el Dr. Esteban Carmuega.
“Más allá de los sexos y las diferencias puntuales entre varones y mujeres es que los inconvenientes se dan antes, es decir que ya no hablamos sólo de adolescentes o adultos jóvenes sino también de chicos", puntualizó la nutricionista.
Advirtió la licenciada Chamorro: “no debemos olvidar que los trastornos alimentarios son la consecuencia nutricional de una cuestión que es mucho más compleja y que está íntimamente relacionada con lo psiquiátrico".