Muchos hombres con cáncer de próstata de bajo riesgo reciben un tratamiento agresivo, lo que aumenta la posibilidad de graves efectos secundarios, dijeron investigadores estadounidenses.
Informaron que un 40 por ciento de los hombres que no calificaban para realizarse una biopsia, se les quitó la próstata en una cirugía, mientras que un tercio se sometió a radioterapia.
Los científicos sostuvieron que los actuales esfuerzos por bajar el umbral de lo que es considerado un examen de cáncer anómalo de próstata, aumentaría significativamente el número de hombres bajo un tratamiento demasiado agresivo para un cáncer que tal vez, disminuido, no le haría daño.
"La enorme mejora en la supervivencia ha sido atribuida a una detección temprana y al tratamiento", indicó Yu-Hsuan Shao del Instituto de Cáncer de Nueva Jersey en New Brunswick, y otros colegas, en la publicación Archives of Internal Medicine.
"Sin embargo, ha habido preocupaciones sobre un diagnóstico y tratamiento demasiado agresivos de cáncer de próstata localizado", agregó.
Un estudio estadounidense publicado el año pasado halló que los exámenes de próstata de rutina dieron como resultado más de un millón de estadounidenses diagnosticados con tumores, que quizás no hubieran sufrido consecuencias negativas por su presencia.
Los chequeos por cáncer de próstata se efectúan mediante un examen de sangre que mide la concentración de antígeno prostático específico, o PSA, una proteína generada en la próstata cuyos niveles se incrementan en hombres con ese tipo de cáncer.
En general, un resultado de 4 nanogramos de PSA por mililitro de sangre es considerado normal. Aunque en un estudio más amplio, el cáncer de próstata fue diagnosticado en un 15,2 por ciento de los hombres con un nivel de PSA de o menor a 4 nanogramos por mililitro, o un 2,4 por ciento en general.
Shao y sus colegas analizaron los tratamientos entre 124.000 hombres en el grupo de bajo riesgo, a quienes se les había diagnosticado en forma temprana el cáncer de próstata entre 2004 y 2006.
A un 44 por ciento de los hombres con valores de 4 nanogramos por mililitro de sangre o menores -el límite para concretar una biopsia- se le quitó la próstata, mientras que a un 33 por ciento se les administró radioterapia.
Los investigadores evaluaron que bajar el umbral para el tratamiento -de 4,0 a 2,5 nanogramos por mililitro- duplicaría a 6 millones el número de varones cuyos niveles de PSA serían calificados como anormales.
Consideraron que al 82,5 por ciento, o 1,9 millones, de estos hombres se les brinda un tratamiento agresivo, pese a que sólo un 2,4 por ciento dispondrían de un cáncer de alto grado.
"Estas conclusiones dejan en evidencia que los niveles de PSA no es base suficiente para decisiones sobre tratamiento", remarcaron Shao y sus colegas.
El cáncer de próstata es la segunda casa de muerte entre los hombres luego del cáncer de pulmón y produce la muerte de unos 254.000 hombres por año en todo el mundo.
Tratamientos agresivos como cirugía, radiación o terapia hormonal llegan a suscitar graves efectos secundarios como impotencia o incontinencia.