El envejecimiento de la población y los cambios en la calidad y los hábitos de vida contribuyen en gran medida a la creciente prevalencia de la decadencia de los huesos.
Como cada día un mayor número de personas alcanza edades avanzadas, las enfermedades relacionadas al envejecimiento se detectan con mayor frecuencia. La osteoporosis es una de ellas.
Los cambios en la calidad de vida y las deficiencias en la alimentación, como la falta de calcio y de vitamina D, contribuyen al aumento de la osteoporosis.
Los malos hábitos ejercen un rol muy importante en los huesos: fumar, llevar una vida sedentaria, tomar bebidas colas, consumir alcohol y café son algunas de las costumbres que aumentan el riesgo de sufrir dolores y afecciones, dijo Rosana Molina, especialista en Menopausia y Climaterio de Halitus Instituto Médico.
La médica también subrayó a la menopausia y los antecedentes familiares como dos factores de riesgo importantes. A su vez, otros factores como la delgadez, la extirpación de los ovarios, los problemas tiroideos, la diabetes y la artritis se involucran especialmente con la osteoporosis.
La osteoporosis puede desarrollarse en cualquier momento de la vida pero se asocia fuertemente a la edad y a las mujeres. Constituye la patología metabólica ósea más frecuente, ya que entre el 30% y 40% de las mujeres y del 10% al 13% de los hombres de más de 50 años tendrá al menos una fractura por fragilidad ósea en su vida.
A su vez, una de cada cuatro mujeres experimenta una osteoporosis después de la menopausia y una de cada dos tendrá una fractura como consecuencia.
Este mal se produce cuando el cuerpo no emite una cantidad suficiente de hueso nuevo para reemplazar al hueso que naturalmente se elimina. Entonces, la masa ósea baja y los huesos se tornan más frágiles.
Al principio la osteoporosis no genera síntomas, de manera que el primer signo de su presencia suele ser una fractura, pero con el tiempo causa dolor, deformaciones en los huesos y una mayor propensión a las fracturas.
Una buena alimentación y la actividad física regular son dos pilares esenciales en la prevención. Los especialistas recomiendan 1200 mg por día de calcio y dosis adecuadas de vitamina D.
Con respecto al ejercicio físico, lo ideal es practicar una hora diaria con la supervisión de un profesional. Esta actividad mejora la salud en general y ayuda a fijar al calcio al hueso.
La prevención debería comenzar en la adolescencia a través de una correcta alimentación, con la adecuada cantidad de lácteos, y de la actividad física regular. En las edades cuando se forma el hueso es fundamental lograr la mayor cantidad de masa ósea posible, así cada persona cuenta con un resto cuando llega a edades donde la masa ósea se empieza a perder, explicó Molina.