ORIGEN DE COLON IRRITABLE: DESCARTAN INFLUENCIA
PSICOLÓGICA, ES ABSOLUTAMENTE ORGÁNICO
Por primera vez se han verificado la existencia de únicamente alteraciones biológicas en el síndrome del intestino irritable.
Solo motivos orgánicos
Su daño es extenso y no responde a una enfermedad psicológica ni funcional como hasta ahora se consideraba; por el contrario, se le atribuyen motivos absolutamente orgánicos, de acuerdo a una investigación del Valld'Hebron Institut de Recerca (VHIR) de Barcelona.
Proteínas que inflaman y vulneran la membrana intestinal
Aunque el colon irritable no deja de tener un componente psicosocial en la mitad de los casos que lleva a recrudecer los padecimientos, todos los enfermos reúnen una alteración biológica muy clara por proteínas que vuelven más permeable a la membrana intestinal y, consecuentemente, más inflamable y vulnerable.
Hallazgo impactante: un revuelo esperanzador
El impacto del hallazgo, constatado en cientos de biopsias, significa un revuelo esperanzador para el tratamiento y el avance de “una cascada“ de nuevos estudios, explicó Javier Santos, director del grupo de neuroinmunogastroenterología del VHIR.
Marcadores, análisis de sangre y saliva, dianas terapéuticas
Ahora toda actividad investigativa se abocará solo a los marcadores de estas alteraciones, mediante análisis de sangre o de saliva y que serán a su vez dianas terapéuticas.
Por lo tanto, se dejarán de lado otras posibles causas, para accionar de modo directo contra el síndrome que perjudica al 15% de la población, en especial a las mujeres jóvenes, y que es crónico y recurrente acompañado de síntomas que “amargan la vida de mucha gente”.
Enfermos parias, síntomas con ansiedad y depresión
La mayoría de los pacientes son calificados como “parias”, un concepto que logrará revertirse con el actual descubrimiento que llevará a la medicina a la atención de los motivos orgánicos.
“Proviene de los nervios, relájese” es la respuesta médica frecuente frente a los síntomas: diarreas intermitentes, o asiduos estreñimientos, o ambas circunstancias combinadas en un mismo día con dolores, ansiedad y depresión.
La sintomatología provoca pérdidas de horas de trabajo, de vida social y un uso desmesurado de recursos sanitarios (abarca entre el 1 y el 2% del costo de salud).
Base de la gastroenteritis, infecciones e inflamaciones
En biopsias concentradas en el yeyuno, el segundo tramo del intestino delgado, se reveló que las células estaban más abiertas, por lo que la membrana que recubre el intestino –a través de las que pasan alimentos al igual que desechos y toxinas- es más filtrable y susceptible de inflamaciones e infecciones, que acaban constituyéndose en la base de la gastroenteritis.
Expresión desmedida de proteínas reguladas por genes, estrés
La modificación en los nexos entre células se debe a una expresión desmedida de diversas proteínas reguladas por varios genes, hoy perfectamente identificadas.
Esta variante en los vínculos celulares predispone a infecciones y estrés que empeoran la enfermedad.
Reacción exagerada del intestino, secreción de agua
El intestino es hipersensible y reacciona exageradamente y de improviso a cualquier estímulo.
Las células poseen miles de mediadores, secretan mucho agua, la que contrae el músculo intestinal y procura la expulsión de cuanto rechaza. Se da una cadena de sucesos con “mucho sentido”.
Enfermedad crónica
La enfermedad se mantiene de por vida, de modo intermitente, aunque no evoluciona para peor, por lo que no se le adjudica gravedad.
Santos destacó que a menudo se acompaña de depresión, fibromialgia (dolor muscular esquelético generalizado), sensibilidad química múltiple (exposición dañina a perfumes, ambientadores, productos de limpieza, suavizantes para la ropa, humo de tabaco y de los automóviles) y ansiedad.
El nuevo estudio descansa en la posibilidad de tratar y no solamente aliviar. En tanto, se ensaya la utilización eficaz de la medicación que se suele prescribir.
Otras fuentes consultadas: Asociación Afigranca (Gran Canaria, España)
Patricia Arline Salomón Molina, Directora Editorial del Instituto Científico Pfizer