Se sabe que la generalidad de las madres que optan por trabajar fuera de su casa reúnen una menor tasa de depresión, en lugar de aquellas que se abocan únicamente al cuidado de su familia y de su hogar sin ninguna obligación extra.
Sin embargo hay una alerta roja: las “super madres” que son las que se exceden laboralmente, tanto en la atención familiar, los quehaceres hogareños y las tareas remuneradas que implican muchas horas de dedicación, se exponen a perder su salud física y equilibrio emocional.
En la última Reunión Anual de Asociación Americana de Sociología, se presentó una investigación que advirtió en este tipo de mujeres la presencia de un riesgo latente y en aumento de depresión.
El estudio mostró que las madres que creen complementar con facilidad la suma de actividades dentro y fuera de su casa, terminan sufriendo más síntomas de depresión, que las que, en cambio, asumen que deben renunciar a algunos aspectos de su carrera o maternidad, con el fin de lograr y/o conservar una vida familiar y laboral sin obstáculos.
“La mayoría de los trabajos siguen siendo diseñados para empleados sin responsabilidades en el cuidado de niños”, afirmó Katrina Leupp, de la Universidad de Washington (EE.UU.), participante de la investigación.
Si bien existe la creencia de que las mujeres despliegan mucha capacidad para asumir responsabilidades de índole laboral y familiar, esta conciliación necesita de su parte que disminuyan las horas de trabajo remunerado, o por lo menos que consigan de su pareja una colaboración en el cuidado de los hijos, argumentó el estudio.
«Es posible combinar felizmente la educación de los hijos y una carrera laboral siempre que se esté dispuesta a dejar algunas cosas por el camino», destacó Leupp.
El trabajo investigativo evaluó respuestas de una encuesta efectuada a 1600 mujeres, todas casadas y con una edad aproximada a los 40 años. Tuvieron que contestar sobre la calidad de la vida laboral y familiar.
Se les plantearon definiciones como las siguientes: «Una mujer que cumple con sus responsabilidades familiares no tiene tiempo para un trabajo fuera del hogar»; «las madres que trabajan favorecen la delincuencia juvenil, y «la mujer es más feliz si se queda en casa con sus hijos».
Al cumplir los 40 años de edad se les midieron los niveles de depresión. Los resultados arrojaron que las madres que permanecían en su casa adolecían de más síntomas depresivos que las que trabajaban afuera, en consonancia con hallazgos de estudios anteriores.
Sin embargo, también se mostró que el empleo beneficia a la mujer en su salud porque atender la casa es el “trabajo más difícil del mundo”, remarcó Leupp.
Lo importante –agregó Lupp- es no incurrir en el rol de super madre porque pierden un punto de vista realista sobre la conciliación trabajo- familia, cuando debieran asumir que “no pueden hacerlo todo”. Caso contrario, caen en el error de no saber hacer concesiones, como por ejemplo bajar las horas de jornada laboral para retirar a sus hijos de la escuela y ayudarlos en sus tareas.
Si se persiste en la idea de ser la super mamá se sufre irremediablemente de depresión, tarde o temprano, y de mayor o menor gravedad.
A la depresión se suma la frustración, el sentido de culpabilidad por no manejar el equilibrio trabajo-familia, más aún cuando depositan equivocadamente expectativas de imparcialidad en cuanto a la división de tareas del hogar y toman cuenta de que no disponen del apoyo de su pareja.
Los análisis se centraron exclusivamente en las mamás, si bien de la encuesta surgió que la mayoría de los varones no reducen las horas de trabajo para cuidar a los hijos.
Concluyó la autora que trabajar puede ser positivo para una mejor salud mental de las madres, en tanto acepten que “no pueden hacerlo todo”. Por otra parte, nunca está de más que busquen la opinión de un profesional sanitario para que les recomiende lo que les favorezca, de acuerdo a sus características personales y ámbito familiar.