Los chicos gay ya al inicio de la secundaria, sabiéndose distintos a los demás estudiantes, suelen aislarse y, en consecuencia, sufren de soledad. No se animan a confesar su elección de vida a nadie, y muchos acaban ocasionándose –deliberadamente- lastimaduras en sus brazos.
Compañeros de estudio y familiares, en general, es fácil que no admitan la condición de gay. Ninguno de los allegados, frecuentemente, desconoce el padecimiento del joven gay, quien se traza tajos en los brazos con hojas de afeitar y oculta las heridas con mangas largas.
En la primera mitad de la secundaria, los chicos procuran descubrir o dar por asentada su sexualidad y la de sus compañeros. Los decididos y diferentes intentan crear o adherirse a agrupaciones que defienden los derechos de los gays.
Pero hay compañeros de estudio que asumen actitudes terribles, sobre todo despectivas. A veces la propia inseguridad los lleva a aprovecharse de “los diferentes”, como manera de que la gente no sepa que a ellos mismos les sucede algo igual “que les pasa por su cabeza y corazón”, temen que los conocidos se detengan a observarlos o a indagarlos y reconozcan quiénes son, si realmente su preferencia apunta al sexo opuesto.
Los especialistas sostienen que hay cada vez más indicios de que entre los 11 y los 14 años, el período en que los niños descubren más cosas de sí mismos y afirman su identidad, es cuando las actitudes de intolerancia y matonismo juvenil alcanzan su pico “contra los diferentes”.
Es cuando mucha gente se da cuenta de que es gay y comienza a analizar si lo revela o no.
Algunos lo hacen, otros no. Sea como fuere, es un período duro, en el cual la persona que se siente diferente es mucho más vulnerable.
"Sabemos que los compañeros de esa edad pueden ser muy crueles", afirmó la psicóloga Michele Borba. "Se ensañan con cualquiera que sea diferente y los jóvenes gay se sienten empujados a seguirle la corriente a los bravucones para no quedar al margen".
La violencia contra los gay se duplica en la segunda mitad de la secundaria, de acuerdo a la organización Gay Lesbian and Straight Education Network,
Byard, de dicha entidad, denunció que el 20% de los estudiantes gay, bisexuales o trasgénero, interrogados en un estudio realizado en 2007, revelaron haber recibido agresiones físicas en la segunda mitad del ciclo secundario, en tanto que el porcentaje fue del 39% en la primera mitad, aunque con muchos menos perjuicios de índole física y psíquica.
La conducta a adoptar, no obstante, no es esconder la condición de gay, según Byard y otros expertos.
La evaluación de la agrupación de Byard de 2009 encontró que salir del clóset para un gay es un real inconveniente, pese a que –aclaró- es un paso muy positivo para los estudiantes gay de cualquier edad: mejora su autoestima, disminuyen las depresiones y los jóvenes logran sentirse más a gusto en la escuela.
Muchos estudiosos sobre la condición argumentan que las escuelas, es común que no estén preparadas para enfrentar las circunstancias de hostigamiento de unos estudiantes con otros y a menudo cuando hay gays.
"Algunos profesores creen equivocadamente que si hablan de estos temas están hablando de sexo, lo que consideran inapropiado", expresó Carolyn Laub, directora ejecutiva de Gay-Straight Alliance Network, una agrupación de San Francisco que asesora sobre la formación de agrupaciones defensoras de los derechos de los gays en las escuelas.
Así es que abundan casos en los cuales hombre o mujer se descubre gay apenas inicia la secundaria, con una suma de temores para expresar abiertamente sus sentimientos.
Existe una novela sobre gays, "Geography Club", que contribuye a clarificar si una persona es gay. Su lectura es un aporte importante y hasta necesario, lo que no significa que para ciertos varones y mujeres deben transcurrir años hasta admitir públicamente su elección, por lo que la secundaria es una etapa particularmente ardua.
Hubo casos y no son los únicos en que los gays se sienten infelices porque sus compañeros de clase “quieren que actúen como todos”, por lo cual ante esta expresión “se mantienen en secreto”. De aquí hay un solo paso: el decaimiento psíquico por la burla, que hasta se extiende en las cadenas sociales.
Un joven diferente a la mayoría puede pensar en suicidarse, mientras que la conducta adecuada es que se concentre en sus estudios e integre agrupaciones de gays y heterosexuales.
Los expertos concuerdan en lo siguiente: los chicos salen del clóset cada vez más temprano. Un análisis concretado entre 2000 y 2005 anunció que en promedio lo hacen a los 13,4 años, cuando en 1970 lo concretaban pasados los 20 años.
La directora de ese estudio, Caitlin Ryan, señaló que antes los chicos sentían que eran diferentes pero no sabían bien en qué consistía esa diferencia. Ahora sí lo saben.
Hace 40 años no había ninguna mujer abiertamente gay conduciendo la ceremonia de los Oscar", dijo Ryan, aludiendo a Ellen DeGeneres.
Añadió que ahora hay una mayor aceptación de los gays, aunque no es generalizada.
___