Se trata de un trastorno poco conocido que padecen aquellas personas con incapacidad para exponer en palabras sus sentimientos y emociones. Aparece a cualquier edad y aumenta con los años.
Son pacientes que no identifican en sí mismos el componente afectivo de las emociones. Están quienes sienten pero no pueden expresarse. Las alteraciones son las siguientes:
- dificultad para identificar sentimientos y diferenciarlos de sensaciones fisiológicas que acompañan a la activación emocional;
- pobreza de la fantasía e imaginación;
- inconvenientes para describir con palabras sentimientos a otras personas;
- preferencia para ocuparse de eventos externos más que de experiencias internas;
- comportamiento rígido sujeto a reglas convencionales;
- los conflictos los manifiestan con acciones irreflexivas, sin vincularlas con las emociones subyacentes;
- tendencia a establecer relaciones interpersonales estereotipadas, ya sea de dependencia o de aislamiento.
- Anatómico nervioso
La emoción en la mayoría de los sujetos diestros se localiza en la zona derecha del cerebro y la expresión en la izquierda. Una aparente falta de comunicación entre ambas zonas ocasionaría la incapacidad para la expresión, sin incidir en la capacidad para experimentar afectos.
- Psicológicos
Las fallas constantes en la comunicación madre-hijo y padre-hijo son factores de riesgo para el desarrollo de esta alteración.
- Sociales y culturales
Diversos estudios demostraron que un ambiente familiar o social determinado llega a ejercer una influencia negativa para verbalizar emociones y asociarlas con sentimientos y fantasías. Asimismo, influye el nivel socio-económico y cultural.
Suele ser aburrido y parece estar siempre deprimido. No siente empatía, no se ubica en el lugar de los otros y le es imposible usar la imaginación. Es radical; por ejemplo, en una discusión siempre ve todo blanco o negro y se niega a discutir. Sólo habla de datos y hechos objetivos, jamás de sensaciones o pensamientos abstractos. Ni siquiera expresa sus sentimientos con gestos.
La alexitimia es un tipo de anomalía que supone la presencia de conductas adictivas, terroristas y depresivas.
El psiquiatra Francisco Alonso Fernández en su libros “Las nuevas adicciones” y “Fanáticos Terroristas” relata que estos pacientes canalizan sus emociones reprimidas con trastornos somáticos como alteraciones gastrointestinales, jaquecas, mareos, vértigos y con escapadas de evasión hacia el alcohol y otras sustancias; también no químicas como trabajo, Internet, sexo, juego, que los puede conducir a actitudes violentas y delictivas.
Asimismo, se hunden en depresiones con gran afectación de la energía vital y con síntomas como opresión en el pecho, taquicardias, lumbalgia, hormigueos en las manos, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, trastornos del sueño, entre otros.
En la pareja los que sufren de este trastorno no saben decir “te quiero”.
En la actualidad se emplean expresión corporal, collage, musicoterapia, o danzaterapia.
Según la complejidad del caso, se emplean psicofármacos como
neurolépticos, ansiolíticos o antidepresivos. Lo más importante es detectar a tiempo el problema para evitar un mal mayor.