El alcoholismo se considera una enfermedad crónica y por tanto se debe analizar desde una perspectiva a largo plazo.
Son pocos los estudios que van más allá de los 15 años de seguimiento, y la gran mayoría se han desarrollado en países anglosajones. Gracias a sus 25 años de historia, la Unidad de Alcohologia del Hospital Clínic de Barcelona dispone de la experiencia necesaria para valorar la evolución de sus pacientes y liderar iniciativas europeas como el nuevo proyecto AMPHORA.
Las conclusiones que extraen los miembros de la Unidad de Alcohología del Hospital Clínic de Barcelona, dirigida por el Dr. Antoni Gual y apoyada por la Generalitat de Catalunya, apuntan a que los alcohólicos pueden superar su dependencia de forma estable e indefinida.
La mejor manera de lograrlo es la abstinencia, y los resultados obtenidos durante el primer año de tratamiento son un buen indicador de las probabilidades de éxito del paciente.
Otro aspecto relevante es que las mujeres parecen obtener mejores resultados a largo plazo.
Datos obtenidos con un grupo de 850 personas que fueron asistidas en el servicio son significativos: estos pacientes, de entre 18 y 55 años, iniciaron el tratamiento en 1987.
El programa seguido fue similar en todos los casos y duró aproximadamente 2 años. Al cabo de 20 años, 273 habían muerto, no necesariamente por motivos derivados del alcoholismo, y 101 prefirieron no participar en el estudio, sin que ello signifique que el consumo de alcohol se haya mantenido durante el tiempo.
De los datos obtenidos con el resto se desprende que por cada 3 pacientes que se habían convertido en abstinentes, uno seguía siendo alcohólico. En la muestra original había 165 mujeres, y el porcentaje de mujeres que se mantuvieron abstinentes 20 años más tarde casi dobló el de hombres.
Los datos de mortalidad también fueron menores entre las mujeres. La mortalidad vinculada con el alcohol en la población española es tres veces mayor en hombres que en mujeres, y el 60% de estas muertes están relacionadas con enfermedades crónicas.
En la población estudiada, aquellos que fueron muy bebedores al cabo de 5 años triplicaron la mortalidad de los abstinentes al llegar a los 10 años de estudio.
Al cabo de 20 años su mortalidad todavía dobló la de los abstinentes.
También existe una relación profunda entre el consumo de tabaco y el alcohol, dado que los bebedores tienden a ser también fumadores. Quizá por eso los datos del estudio apuntaron a que hay cierta relación entre el alcoholismo y la aparición de enfermedades respiratorias crónicas.