Es una enfermedad íntimamente relacionada con el estilo de vida actual y vinculada al estrés. Tanto es así, que podría ser el origen del 50 % de las afecciones crónicas y del sistema de defensas, incluyendo:
- acné, asma, alergia, celiaquía (imposibilidad de consumir gluten), eczema, síndrome del intestino irritable (implica una combinación de dolor abdominal y estreñimiento, diarrea o un patrón alternante de estos problemas), migraña, psoriasis (inflamación crónica de la piel), artritis (efecto destructivo sobre las articulaciones), sinusitis crónica (infección de las cavidades sinusales), colitis, urticaria, e incluso síndrome de fatiga crónica (daña el sistema inmune y causa fatiga inhabilitante).
En un intestino saludable, los nutrientes son “etiquetados” por células especiales del sistema inmunológico para que el cuerpo los acepte.
Cuando estas “etiquetas” no están presentes, el sistema inmunológico entra en acción contra estos supuestos “invasores” y libera anticuerpos para destruirlos y también contra alimentos previamente bien tolerados.
Los anticuerpos pueden asentarse en varios tejidos y desencadenar reacciones inflamatorias tras el consumo de alimentos.
Como resultado, se crean auto-anticuerpos y la inflamación es posible que se vuelva crónica. Así, si ocurre un proceso inflamatorio en las articulaciones, se desarrolla artritis; si sucede en los pulmones, asma.
Las células intestinales están selladas mediante desmosomas. Si las células del intestino delgado se dañan, sueltan las uniones y permiten el ingreso de bacterias, parásitos, hongos, toxinas, proteínas no digeribles, grasa y material de desecho, que pasan directamente al torrente sanguíneo y aumentan el riesgo de diversas afecciones.
Físicos: hinchazón, dolor abdominal, flatulencia, indigestión, diarrea, constipación, disminución de las defensas, sarpullidos, infecciones en la vejiga o vaginales recurrentes, fatiga, incontinencia urinaria.
Psíquicos: ansiedad, confusión, mala memoria, pensamiento disperso, nerviosismo, agresividad.
- Fármacos antiinflamatorios no esteroides del tipo de aspirina, corticosteroides y antibióticos.
- Infecciones intestinales.
- Falta de enzimas digestivas.
- Consumo excesivo de azúcar.
- Exceso de alcohol.
- Químicos tóxicos como conservantes, colorantes y químicos agrícolas.
- Edad: a medida que las células envejecen, los espacios que las rodean se ensanchan.
Ante las primeras señales es precisa una consulta médica para que -a partir del diagnóstico y de la causa específica- el profesional planifique un tratamiento que alivie los síntomas y suministre la dieta adecuada para cada paciente.
En la mayoría de los casos, la persona debe aprender a controlar el estrés para que la terapia sea efectiva.
Fuentes:Renzo Marsilio, Lorenzo D'Antiga, Lucia Zancan, Noemi Dussini and Franco Zacchello. Simultaneous HPLC determination with lightscattering detection of lactulose and mannitol in studies of intestinal permeability in pediatrics. Clin. Chem (1998) 44 (8): 1685-1691.
Mouton G., AAMS. "Digestive ecosystem what are the good foods". London, sept. 2003.