Las várices son venas dilatadas en forma permanente, en las que existe reflujo. Se presentan abultadas por debajo de la piel y originan un estancamiento de la sangre, causando dolor y complicaciones. La alimentación –además de las prescripciones médicas- también es fundamental para su prevención y tratamiento.
En primer lugar, hay que ingerir la menor cantidad posible de carnes y grasas porque dejan muchos residuos en el cuerpo. Se aconseja la grasa poliinsaturada que disminuye la viscosidad de la sangre; se encuentra en los aceites de semillas (girasol, maíz, soja), los frutos secos y el pescado azul.
Estas grasas aumentan el colesterol “bueno” y hacen que el “malo” no se acumule alrededor de las arterias, evitando la formación de placas en las paredes de los vasos sanguíneos.
Resulta también beneficioso consumir alimentos ricos en potasio, ya que tienen la propiedad de eliminar el agua, lo cual contribuye a eliminar las várices.
Este mineral se halla en hortalizas y verduras (papas, tomates), frutas frescas
( banana), cereales integrales, levadura de cerveza y legumbres.
La fibra contenida en alimentos vegetales contribuye mucho a la buena circulación de la sangre, dado que capta ciertas sustancias a nivel intestinal que impiden la absorción de las grasas y del crecimiento del colesterol malo.
Cuando se presentan problemas circulatorios se debe aumentar la ingesta de líquidos porque facilitan la eliminación de toxinas y mejoran la circulación sanguínea. Es necesario tomar mucha agua y jugos de frutas y de hortalizas o caldos de verduras.
Las cebollas y los ajos son indispensables para que la sangre fluya con rapidez.
El pescado y los mariscos estimulan la elasticidad de la piel y son saludables para las arterias.
La vitamina C es un buen aporte para contrarrestar las várices: hay que comer cítricos, coliflor y pimientos crudos.
El arroz integral es ideal para el estreñimiento que, a su vez, combate una excesiva compresión sobre las venas y la obstaculización de la circulación de la sangre. Ciruelas, limones, pomelos y cerezas suponen una dosis extra de vitamina PP, muy apreciada por su acción vasoprotectora.
Se debe limitar el uso de la sal y evitar los alimentos precocinados y en conserva, en razón de que suelen llevar sal añadida. Las infusiones tienen que sustituir al café.
En cuanto a la forma de cocinar, es preferible optar por el horno o el microondas.
Por otra parte, hay ciertos hábitos que calman los síntomas e incluyen:
· Evitar el uso de calzado con tacos altos o demasiado planos.
· Usar vendas elásticas compresivas.
· Realizar duchas calientes en las piernas (a 38º C), seguidas de duchas frías, alternando minutos de calor con otros de frío.
· No permanecer de pie, sin moverse, o sentarse durante mucho tiempo con las piernas cruzadas.
· Hacer breves caminatas.
· Efectuar masajes, con las piernas en alto, desde el tobillo hasta la rodilla.
· No se recomienda estar en ambientes con altas temperaturas.
· Elevar las piernas al mediodía, durante media hora.
· Dormir con los pies ligeramente levantados.
· Practicar ejercicio físico, sobre todo natación.
· Controlar el exceso de peso.
Fuente: Fundación Flebológica Argentina
/image%2F1095256%2F20190105%2Fob_7b8a24_como-ciudad-3.jpg)