Nadar en piscinas públicas, al igual que en lagos, ríos u océanos, elevaría la posibilidad de contraer una "gripe estomacal", indicó un nuevo estudio.
Un equipo en Australia halló, entre más de 2.800 adultos y niños seguidos durante 15 meses, que los participantes fueron de algún modo más propensos a desarrollar gastroenteritis una o dos semanas después de nadar en una piscina pública.
La gastroenteritis es una inflamación del tracto gastrointestinal debido a un virus, una bacteria o un parásito. Los síntomas, que comúnmente se conocen como "gripe estomacal" son dolor abdominal, vómitos, diarrea y fiebre.
Los alimentos y el agua contaminados son fuentes comunes de infección, y la natación recreativa está asociada con brotes de enfermedad gastrointestinal. Pero se desconoce cuánto eleva el riesgo de contraer enfermedad gastrointestinal el hecho de nadar en distintas aguas.
En el estudio, el riesgo gastrointestinal de los participantes fue un cuarto más alto -una o dos semanas después de haber concurrido a una piscina pública o un spa- que con menos periodicidad.
Eso aumentó hasta el 77 por ciento la semana posterior a una zambullida en un río o un lago, igual que en los adultos que se habían sumergido en el océano en el término de dos semanas.
Los resultados, publicados en American Journal of Epidemiology, confirman que nadar en aguas frescas, saladas o tratadas puede aumentar el riesgo de contraer una gastroenteritis.
Aun así, los autores no aconsejan abandonar la natación.
Se necesitan mejores medidas preventivas, pero la natación, como ejercicio, es buena para la salud, indicó el equipo de Katie Dale, de la Monash University, en Melbourne.
En la citada localidad, las autoridades de salud recomiendan que, para evitar la transmisión de enfermedades, las personas con diarrea no usen las piscinas públicas por los menos una semana después de la desaparición de los síntomas.
Los resultados surgen de 600 familias en Melbourne, estudiadas durante 15 meses. Los participantes usaron diarios semanales para registrar toda actividad acuática, enfermedades, remedios y viajes.
Durante el estudio hubo casi 2.700 casos probables de gastroenteritis en la mitad de las familias.
En general, la posibilidad de contraer gastroenteritis fue mayor una o dos semanas después de nadar. Y eso ocurrió en todo tipo de aguas.
Los resultados, según el equipo, demuestran la necesidad de tomar medidas de prevención en todas las aguas.
FUENTE: American Journal of Epidemiology,