En la actualidad, el 30% de los pacientes diabéticos sufre una marcada disminución visual, conocida como retinopatía diabética, que se suele presentar habiendo transcurrido 10 años del diagnóstico confirmado de diabetes.
Ahora se suma un nuevo trabajo de investigadores argentinos que ha logrado prevenir y hasta frenar la progresión de la retinopatía diabética, que es la causa principal de ceguera irreversible en adultos.
En la Argentina hay un millón ochocientos mil diabéticos, según declaraciones de la doctora Ruth Rosenstein, directora del Laboratorio de Neuroquímica Retiniana y Oftalmología Experimental en el Departamento de Bioquímica Humana de la Facultad de Medicina de la UBA.
Añadió la experta características de la retinopatía diabética: “es producida por el deterioro arterio-venoso que da lugar a la posibilidad de un edema, extravasación sanguínea e isquemia retiniana, es decir, una reducción del flujo sanguíneo, que ejerce consecuencias en la retina, mas allá de privar al tejido del aporte de nutrientes y de oxígeno.
En muchos casos se afecta la mácula: la zona de la retina de máxima agudeza visual. Se ha demostrado, además, que la diabetes lesiona de manera temprana a diferentes tipos celulares retinianos, lo que contribuye a una progresiva disfunción visual.”
La investigación dirigida por la doctora Rosenstein –que es investigadora del CONICET–, abre el camino para el desarrollo de nuevas terapias para el tratamiento de la retinopatía diabética. Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista científica The American Journal of Pathology.
“Este condicionamiento consiste en producir una injuria leve y sin consecuencias significativas, que es capaz de proveer protección frente a un daño profundo”, destacó la doctora Rosenstein.
“La eficacia de esta estrategia ha sido evaluada en diferentes modelos de isquemia en el sistema nervioso central con resultados alentadores. En el estudio que condujo, se utilizó un modelo experimental de diabetes en ratas inducido por la inyección de una droga –la estreptozotocina– que provoca la muerte selectiva de las células beta del páncreas, productoras de insulina”
La estreptozotocina origina un rápido y muy significativo aumento en los niveles de glucosa, característico de la diabetes tipo 1.
Tras la inyección, el equipo de estudio aplicó estímulos isquémicos subumbrales –que consistieron en aumentar la presión intraocular durante cinco minutos de manera de provocar una isquemia (reducción del flujo sanguíneo) de muy corta duración.
“Esta intervención evitó la progresión y revirtió el daño retiniano característico de esta enfermedad en las ratas. En este trabajo, desarrollamos una estrategia similar a una ‘vacuna contra la isquemia’, que es algo así como ‘curar una isquemia grave con una isquemia leve’”, destacó Rosenstein.
Agregó: “El condicionamiento isquémico no sólo activa mecanismos que contrarrestan la cascada de eventos que dañan la retina, sino que también contribuye a ‘reprogramar’ la respuesta a la isquemia”.
Si bien aún resta identificar los mecanismos moleculares involucrados en la respuesta desencadenada, la experta explicó que espera que este logro facilite la generación de estrategias farmacológicas accesibles, con el fin de recuperar la función visual en pacientes con diabetes.”
Este trabajo es relevante porque amplía el espectro de terapias disponibles para el tratamiento de la ceguera proveniente de la retinopatía diabética.
En el estudio también participaron investigadores del Laboratorio de Histología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Morón, Buenos Aires.
En el experimento, los especialistas emplearon un colorante que se pega a una proteína (albúmina) que se halla en la sangre.
Cuando los vasos están sanos, la albúmina se contiene dentro de ellos. En la retinopatía diabética, la albúmina “se escapa” de los vasos del ojo porque la barrera de los vasos funciona mal. Los investigadores alcanzaron la prevención de esta complicación ocular en ratas.
Fuente: Agencia CyTA – Instituto Leloir, Argentina