La irritación ocular y el Síndrome del Ojo Seco son lesiones frecuentes en las ciudades con mayor población . Ambas dolencias tienen múltiples orígenes, pero se ha comprobado que uno de los causantes de mayor incidencia es el perjuicio ambiental.
El Síndrome de Ojo Seco es la más común de las afecciones oculares, que modifica al 20% de una comunidad (el ojo no mantiene una capa saludable de lágrimas para cubrirlo).
La condición crónica del Ojo seco, implica la necesidad de disponer de ambientes con aire limpio, húmedo y quieto.
Tanto la irritación y el síndrome son una respuesta al contacto con una situación o agente irritante: la mirada se enrojece y/o lagrimea, generando sensación de quemazón o escozor.
Otros motivos muy vinculados a la vida de la ciudad son: alta exposición a computadoras, televisión, manejo de automóviles, ambientes cerrados, calefacción y aire acondicionado.
La exposición prolongada frente a la computadora llega a provocar el Síndrome de la Pantalla de Visualización, con los síntomas siguientes: visión doble o borrosa, fatiga ocular, fotofobia, lagrimeo, sequedad, ojos rojos, pesadez ocular.
Otra amenaza es la conjuntivitis, ocasionada por el ozono, uno los principales contaminantes ambientales.
Especialistas de todo el mundo recomiendan alterar los tiempos de trabajo con computadoras, aplicando ejercicios de gimnasia ocular, relajación y actividades al aire libre, a la vez que consideran precisa una dieta equilibrada rica en frutas y verduras, evitando los alimentos cárnicos.
Asimismo, aconsejan que se evite la automedicación con colirios, sin previa consulta a especialistas.
La asociación civil argentina “Luchemos por la vida” asegura que “los más vulnerables en la vía pública son los peatones; en las grandes ciudades suman el 44%.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 80% de los decesos por accidentes en las calles podría evitarse con el simple procedimiento de respetar las normas de higiene y seguridad propias de cada actividad.
En Argentina, 2.000 personas mueren cada año por la siniestralidad laboral y más de 40.000 sufren una discapacidad en distinto grado.
En España, la mitad de las muertes en accidentes laborales están asociadas con accidentes viales, ya que suceden en el trayecto hacia el trabajo o de regreso a las casas.
El estrés sería el responsable de la mitad de los accidentes con el aporte de angustia, ansiedad, depresión, más trastornos propios del “Síndrome del Estrés Urbano (SEU), que se ve acompañado de alteraciones digestivas, respiratorias, urinarias, osteo-musculares y sexuales”.
En 2009, la Universidad de Tel Aviv, Israel, mostró que las exigencias de la vida urbana amplían mucho el riesgo de esquizofrenia, especialmente en adolescentes.
Por su parte, la revista argentina de Neurociencias “Descubriendo el cuerpo y la mente” publicó que el organismo humano debe procesar “ infinidad de estímulos asociados con el tránsito que restan la capacidad de concentración”.
El destacado especialista mexicano en medicina ambiental y otorrinolaringología, Javier Hernández Covarrubias. aseguró que "el déficit de atención y la hiperactividad ( TDAH) creció un 400% en los últimos 20 años, debiéndose a la susceptibilidad genética y a la influencia del medio ambiente que está muy contaminado”.
Se constató que en zonas muy afectadas por la contaminación, como la cuenca del Río de la Plata (Argentina), los puertos mercantiles, polos fabriles, etc., el ascenso de los niveles de plomo en la sangre elevó la incidencia de TDAH.
“Una investigación reciente sugirió que el plomo podría influenciar en el desarrollo del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Se cree que los genes son los responsables de hasta el 70% de los casos de TDAH en los niños”, afirmó un artículo de “Association for Psychological Science”, de los Estados Unidos.
Fuentes:
Luis Eduardo Martínez
martinez_luiseduardo@yahoo.com.ar
Universidad de Extremadura, Informe sobre Polución Sonora.
Ambienten Ecológico.
Alejandro Fabio Della Sala / El destino de las grandes ciudades.
Carlos Hernández Pezzi / Biodiversidad urbana contra la ciudad indiferente