Hay errores muy comunes sobre la acumulación de grasa en las arterias que responden a mitos que únicamente ponen en riesgo a la salud.
Se destacan a continuación unas cuantas verdades sobre el colesterol.
La Sociedad Argentina de Cardiología, indica que más del 60 por ciento de las enfermedades cardiovasculares se asocian al aumento del colesterol: la sustancia grasa que interviene en la formación de las paredes de las células y cuya acumulación es peligrosa.
Aún con el mantenimiento de un peso corporal adecuado, el colesterol alto se observa en una proporción de tres por una persona.
Diego Nannini, cardiólogo argentino, magister en hipertensión y mecánica vascular, descalificó a mitos que existen en torno al colesterol, suplantándolos por afirmaciones contundentes, además de reales.
Es una visión muy peligrosa. Un individuo puede reunir valores normales de colesterol y sufrir enfermedad coronaria o arterial, difusa o severa.
"El valor normal no se define desde los parámetros de toda la población sino desde el riesgo personal". Es preciso un especialista para cada situación en particular.
“Una persona con diabetes debe poseer el colesterol LDL (o malo) por debajo de los 100 MG/DL; alguien que cuenta con un stent coronario y sigue fumando debe reunir un valor por debajo de los 70 MG/DL", señaló el experto.
“El 77 por ciento de las personas con enfermedad coronaria consigue valores “normales” del colesterol LDL. El promedio hallado en pacientes con esta afección del corazón es de 162, y en una muestra comparativa de personas sin lesión coronaria, ese valor fue de 150 (según datos del año 2000). La diferencia encontrada fue mínima, destacó Nannini.
Los genes desenvuelven un papel preponderante, al punto de que el 85 por ciento del valor del colesterol LDL en la sangre se determina genéticamente.
No obstante, “una dieta muy estricta y diseñada por profesionales llega a bajar hasta un 15 por ciento el valor del colesterol malo".
Los triglicéridos (grasa) “sí se relacionan íntimamente con la dieta, en especial con el consumo de alcohol y de hidratos de carbono de absorción rápida y con las comidas hipercalóricas”, incrementan la exposición a una enfermedad arterial”.
Nadie recomienda la ingesta de grasas saturadas. “Las dietas que disminuyen grasas, bajan la chance de enfermedad arterial”.
No hay asociación fehaciente sobre la influencia del estrés agudo o crónico en el aumento del colesterol.
“Lo que sí es probable es que una persona con algún problema serio en su vida modifique su alimentación (se descuide), y que por ansiedad coma de más, aumentando de ese modo los valores de su perfil lipídico.
Se aconseja, igualmente, mantener bajos los niveles de estrés, ya que “el estrés psicosocial es un factor de peligro importante”, admitió el médico argentino.
Las drogas anti colesterol perjudican de modo mínimo y casi nada el hígado y los músculos. La tasa de efectos indeseables sobre estos órganos, constatada en pacientes que toman medicamentos con tal fin “no es superior al 1%”.
Hay que adoptar recaudos porque “es probable que a una persona le duelan los músculos por otras causas y deje la medicación para el colesterol, lo cual aumenta innecesariamente el riesgo cardiovascular”. A las dudas hay que consultarlas siempre con el médico tratante.