Las embarazadas desnutridas que tomaron vitamina A -durante la gestación- lograron en sus hijos pulmones más fuertes durante su infancia y con beneficios que pudieron medirse pasados los 9 años de edad.
La capacidad pulmonar fue un 3 por ciento mayor en los menores cuyas madres consumieron vitamina A, en comparación con aquellas que recibieron un placebo, de acuerdo a un estudio realizado en Nepal entre 1.371 chicos.
"Las primeras intervenciones que involucraron el consumo de suplementos de vitamina A en comunidades con una alta prevalencia de desnutrición ejercieron efectos duraderos en la salud pulmonar", dijo el equipo del doctor William Checkley, de la Johns Hopkins University, en Baltimore.
Cuando las madres tomaron betacaroteno, un precursor de la vitamina A, sus hijos no superaron su rendimiento en un test de capacidad pulmonar.
El equipo, que publicó el estudio en el New England Journal of Medicine, cree que los beneficios provinieron del tratamiento durante el embarazo, debido a que todos los niños recibieron suplementos de vitamina A de forma regular luego del nacimiento.
Los investigadores estimaron que 190 millones de niños en edad prescolar y 19 millones de mujeres embarazadas tienen deficiencia de vitamina A en todo el mundo. Esta falla posibilita problemas en la gestación y en el desarrollo inicial, incluyendo dificultades pulmonares.
El estudio utilizó un test realizado en la década de 1990 en el que 44.646 mujeres en 30 desarrollos de viviendas en Nepal obtuvieron suplementos diarios antes, durante y después del embarazo.
El test anterior incluyó a 2.055 recién nacidos, y los investigadores de la Johns Hopkins decidieron seguir a esos niños para medir su capacidad pulmonar.
"La magnitud del efecto observado en esta investigación es levemente mayor a la asociada con la prevención de la exposición al humo de cigarrillo de los chicos en edad escolar", sostuvieron los investigadores.
El estudio original encontró que suministrar suplementos tanto de vitamina A como de betacaroteno redujo en un 44 por ciento el riesgo de una mujer de morir por complicaciones en el embarazo, en relación con quienes ingirieron cápsulas de placebo.
Los suplementos, por su parte, no tuvieron efecto en la mortalidad infantil.