La gente que padece de acúfenos, no sufre fundamentalmente trastornos psicológicos o psiquiátricos, ni tampoco se ve afectada por adicciones, fobias o ataques de pánico. Sin embargo, su situación es muy particular y requiere de atención psicológica.
La mente cada vez se atormenta más y los pacientes precisan de un terapeuta como complemento del tratamiento de tinnitus.
Es un término médico para definir el hecho de "escuchar" ruidos en los oídos, cuando no hay una fuente sonora externa.
Los sonidos pueden ser suaves o fuertes y sonar como silbido, soplo, rugido, zumbido, sibilancia, susurro o chirrido. La persona que adolece de este padecimiento llega a pensar que está escuchando un escape del aire, agua corriendo y aún notas musicales.
Este trastorno se experimenta en general en forma leve por unos cuantos minutos. Sin embargo, el tinnitus, constante o recurrente, es estresante e interfiere en la capacidad para concentrarse o dormir.
Los acúfenos son una afección que en los casos más graves (sin implicar riesgo de vida), habitualmente perjudican sustancialmente el ánimo y la psiquis.
Son síntomas que no deben confundirse con alucinaciones auditivas. Perjudican a uno o a los dos oídos con la percepción de sonidos no reales; se perciben tonos puros y sencillos y hasta ruidos complejos: murmullo de mar, chorro de vapor, grillo, timbre y otros de mayor resonancia aún.
El paciente acúfeno, progresivamente, experimenta transformaciones en su estado anímico; padece nerviosismo, falta de correcto descanso, enojo y alteraciones en la vida social. Cuando el desgaste avanza, cae en la depresión o estrés profundo.
Acúfenos y estrés acaban complementándose en un círculo vicioso tortuoso del que es muy difícil salir sin una guía correcta de un terapeuta o psicólogo.
Sin tratamiento a tiempo, los acúfenos conducen al estrés, pero además se ha comprobado científicamente que el estrés recrudece el tinnitus.
El estrés crea un cuadro sintomatológico que termina por extenuar el espíritu y la mente.
Para disolver esta “insoportable” asociación, hay que recurrir a la atención psicológica, de modo que aporte herramientas para disminuir la nocividad del estrés y evitar problemas de mayor índole que es posible que incidan contra el organismo.
Un estrés sin tratamiento perjudica al sistema inmunológico y da origen a un sinfín de enfermedades.
Un terapeuta se halla en condiciones de instrumentar tratamientos específicos para calmar las consecuencias de los acúfenos, atacar el estrés, y mejorar la calidad de vida del paciente.
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Fuentes consultadas: Heller AJ. Classification and epidemiology of tinnitus. Otolaryngol Clin North Am. 2003; 36(2): 239-248.
Lockwood A H,2002
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