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Científicos de la Universidad de Warwick, de Inglaterra, emitieron un informe dando a conocer que comprobaron que el brócoli revierte los daños en los vasos sanguíneos del corazón producidos por la diabetes.

Esto se debe a un compuesto sulforafane, presente en el vegetal, que promueve la generación de enzimas que, a la vez, protegen los vasos sanguíneos y reducen los altos niveles moleculares que podrían derivar en un daño celular.

La mayoría de los vegetales “Brassica” (glucócidos que poseen azufre), incluido el brócoli, inciden en la disminución de ataques cerebrales e infartos.

Los diabéticos son cinco veces más vulnerables a padecer enfermedades cardiovasculares, debido justamente al perjuicio de los vasos sanguíneos.

Los investigadores analizaron los efectos de la sulforafane sobre los vasos lesionados por la hiperglucemia (altos niveles de glucosa que provocan la diabetes) y notaron una reducción de 73% de las moléculas llamadas “especies

reactivas del oxígeno (ROS).

Lo usual es que los pacientes hiperglucémicos tripliquen el nivel de ROS, lo que deriva en lesiones celulares.

Además, los científicos indicaron que la sulforafane activa el NRF2, una proteína que brinda protección a células y tejidos porque funciona como antioxidante.

Fuente:Miguel Amodovar  Los alimentos que curan

 Pasar más tiempo al aire libre y tomar sol podría ayudar a las personas mayores a reducir su riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y diabetes.

La exposición a la luz del sol estimula la formación de vitamina D en las células de la piel y las personas de edad avanzada están más expuestas a padecer deficiencias de este compuesto, debido al proceso natural de envejecimiento y los cambios en el estilo de vida.

Los investigadores de la Universidad de Warwick de Gran Bretaña han constatado deficiencias de dicha vitamina, lo que se asocia significativamente con el registro del síndrome metabólico, una combinación de trastornos que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes.

El síndrome metabólico específicamente es una suma de alteraciones en el metabolismo de la glucosa, las lipoproteínas, la acción de la insulina, la hipertensión y la obesidad.

El equipo de investigación, dirigido por el Dr. Oscar Franco de la Warwick Medical School, investigó en China la relación entre los niveles de vitamina D en la sangre y la prevalencia del síndrome metabólico en 3.262 personas con edades comprendidas entre 50-70 años.

Fue hallada una alta correlación entre los niveles bajos de esa vitamina y la prevalencia del síndrome metabólico. Comprobaron que  en el 94% de las personas evaluadas había una carencia de vitamina D.

Los resultados mostraron que el 42,3% de estas personas sufría de síndrome metabólico.

En un informe publicado por la revista "Diabetes Care", el Dr- Franco escribió que estos hallazgos son consistentes con los de otras investigaciones en poblaciones occidentales y sugirió que “la deficiencia de vitamina D podría convertirse en un problema de salud global.

"La deficiencia de vitamina D se está convirtiendo en una condición que está causando una gran carga de morbilidad en todo el mundo, con especial impacto nocivo de las personas mayores. Nuestras conclusiones  son coherentes con las que se encuentran en la población británica y norteamericana.

De hecho –agregó- los niveles bajos de esta vitamina se vinculan con un mayor  peligro de sufrir síndrome metabólico y también con un aumento de la resistencia a la insulina".

Según el experto existen muchos factores que podrían explicar por qué las personas mayores tienen menos vitamina D en la sangre, incluidos los cambios en el estilo de vida, tales como prendas de vestir y actividad al aire libre.

"A medida que envejecemos, nuestra piel es menos eficiente a la hora de crear vitamina D y la dieta también puede ser menos variada, con un menor contenido de vitaminas. Lo que es más importante, sin embargo, es que la producción cutánea de vitamina D después de una exposición a los rayos UVB estándar luz disminuye con la edad debido a cambios en la piel".

"En definitiva, cuando somos mayores deberíamos dedicar más tiempo para pasarlo al aire libre bajo el sol para estimular la producción de los mismos niveles de vitamina D que teníamos cuando éramos jóvenes".

Franco advirtió  "la deficiencia de vitamina D es ahora reconocida como una preocupación en todo el mundo y el síndrome metabólico se ha convertido en una epidemia mundial.”

A la hora de comprar anteojos de sol es importante tener en cuenta la diferencia entre el deslumbramiento ocasionado por la luz del sol y la filtración de los rayos UV.

Los vidrios de color protegen del deslumbramiento provocado por la luz visible,

pero cuando son muy delgados y no fueron sometidos a un tratamiento especial, dejan pasar parte de los rayos más agresivos cuando la pupila se dilata al portar los lentes oscuros.

La coloración del vidrio sólo aporta una comodidad visual suplementaria, ya que para disminuir la incidencia de los rayos solares lo más apropiado es utilizar gafas con vidrios orgánicos recetados ( incluso los de lectura o de uso contínuo pueden ser transparentes y filtrar los rayos en su totalidad).

1)     Preferir cristales tallados y no curvos. Estos últimos pueden reunir imperfecciones que distorsionan la visión.

2)     Leer las etiquetas que los acompañan. Muchos lentes anuncian “Protegen contra los UV perjudiciales” o “100% de protección contra los UV”, cuando realmente ningún cristal ofrece ese grado de protección.

3)     Elegir aquellos que bloqueen el 99% de las rayos UVB y UVA (ultravioleta)

4)     Tener en cuenta que ni los cristales polarizados ni los espejados protegen de los rayos UV, a menos que así lo especifique la etiqueta.

5)     Los cristales oscuros no protegen del sol por sí mismos. Para lograrlo,

 deben poseer un filtro para rayos UV. De lo contrario, pueden causar más problemas que si no se los usa, dado que la oscuridad de los anteojos dilata las pupilas y, al no filtrar la radiación, los ojos reciben y absorben más rayos que

si no los tuviésemos puestos.

Fuente: Asociación Entrerriana de Oftalmología, Argentina

El té posee cafeína, al igual que el café, el cacao y las bebidas colas. Pero en comparación, una taza de té contiene entre 16 y 18 miligramos de cafeína; una gaseosa cola entre 23 y 34 y un vaso de cacao alrededor de 20.

Por lo tanto, la cafeína en el té no alcanza a reducir el tiempo de reacción ni aumenta el ritmo cardíaco y el flujo de orina. El té, en este aspecto es inocuo,

en tanto no se consuma con exceso, ya que entonces pueden producirse palpitaciones, temblores y depresión.

Esta bebida, al contrario del café, dispone de una cantidad apreciable de taninos, que neutralizan la cafeína, un efecto que además se logra con la adición de limón.

El té posee teobromina, teofilina y taninos, fluoruros, aceites vegetales y, en pequeñas dosis, minerales y vitaminas. Entre sus principales propiedades medicinales, esta infusión aumenta la actividad de las arterias coronarias (por lo que se suele recomendar a pacientes cardíacos) y activa la circulación renal, de tal manera que se considera un diurético seguro.

También se recomienda en las dietas porque no aporta glúcidos, proteínas ni lípidos.

“El té calienta al que tiene frío, refresca al que siente calor, anima al deprimido y calma al excitado”, dijo un estadista del siglo pasado, William E. Gladstone. En verdad, ninguna otra bebida tiene propiedades sedantes y estimulantes a la vez.

No existe otro alimento que contenga tanto flúor como el té, con excepción de algunos peces de mar. El flúor es un factor de protección y prevención de caries dentales.

El té con limón quita la sed y -si se prepara y se guarda en la heladera- es una bebida refrescante que no aporta una sola caloría y ofrece todos sus beneficios. Añadiéndole hielo se obtiene un refresco completamente descafeinado.

Posee flavonoides, que tienen funciones antioxidantes, capaces de absorber y desactivar los radicales libres perjudiciales para la salud.

Una sola taza de té aporta alrededor de 200 mg de flavonoides que se liberan

durante el primer minuto de infusión. Basta con beber tres tazas diarias durante dos semanas para que aumente en un 25% la concentración de estas sustancias en sangre.

La leche no altera en nada sus propiedades antioxidantes.

Ambos provienen del mismo árbol pero el sabor y el aspecto del té negro responde fundamentalmente a que ha sido fermentado y es más rico en

calcio, hierro y potasio.

Alivia los dolores de cálculos biliares y urinarios, al igual que dolores de vientre,

favoreciendo la digestión. Asimismo, calma los trastornos hepáticos y los catarros pulmonares; en este último caso, tomado caliente y con una cucharadita de miel.

El té negro mejora la dilatación y contracción de los vasos sanguíneos, lo cual,

puede reducir el riesgo de ataques cardíacos.

Facilita la no oxidación del colesterol “bueno” y dificulta la formación de placas de grasa, que son responsables de accidentes cerebrovasculares.

A nivel externo, en situaciones de conjuntivitis o vista cansada, ayuda hacer con él un baño a modo de colirio. Además, disminuye las ojeras, aplicándolo

en forma de compresas frías.

Mitiga la fatiga y el dolor de cabeza cuando es por cansancio.

Hace mucho tiempo en China se decía que “le falta te” al hombre angustiado, insensible, parco o demasiado centrado en sus problemas.

Por su parte, un pensador de la dinastía Tang, Liu Zhenliang, comentó las ventajas de beber té: “Desaparece la tristeza...fortalece el vigor, cura las enfermedades, desarrolla la cortesía y el respeto, causa placer, protege la salud, conduce a vivir y fortalece el espíritu”.

Fuentes: Colegio Médico de Ohio

Revista Nature

Lo común en esta etapa de la vida es que la mujer se conecte con los miedos y la ansiedad por el paso de los años, sin darle pausas a su cuerpo y sólo acumulando tensiones. De ahí en más, la mente se enferma y se acumulan problemas de salud y temor a la vejez.

La práctica del yoga abre muchas perspectivas:

• Se oxigena mejor la sangre, hay más irrigación cerebral y se facilita el retorno venoso.

• El funcionamiento de las glándulas logran un equilibrio.

• El sistema inmunológico se fortalece.

• Mejoran las funciones digestivas.

• Los músculos se elongan y se alivian las contracturas.

• Se regulan todas las funciones fisiológicas, lo que facilita la desintoxicación integral de las células.

• Mejora el estado general, psico-físico.

• El cuerpo tiende a recuperar su belleza natural, lo que lleva a que se dejen de lado los sentimientos negativos.

• La mujer se siente más libre y liviana; aprende a disfrutar de su cuerpo y a tener una relación más fluida con él.

• La sensualidad se muestra serena y se libera armoniosamente la sexualidad.

Fuente: Fundación Indra Devi, Argentina