Hay gente que reduce el consumo de leche porque piensa que es intolerante al azúcar que contiene, cuando probablemente no le está haciendo un favor a su salud.
Investigadores del Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona hallaron que más de la mitad de los pacientes que pensaban que no podían digerir la lactosa estaban equivocados.
Se evaluaron personas que, de acuerdo al estudio, al ingerir una solución de lactosa equivalente a casi un litro de leche en el laboratorio, su intestino absorbió el azúcar con normalidad, experimentando menos retorcijones, gases y otros problemas intestinales que en su casa.
"Existe una creencia extendida entre los pacientes con síntomas abdominales de que estos son ocasionados por la lactosa de los productos lácteos", dijeron los investigadores en la publicación Clinical Gastroenterology and Hepatology.
"Aunque uno debe pensar que tras una gran ingesta de lactosa la intensidad de los síntomas debiera ser mayor que en la vida diaria, nuestro estudio muestra justo lo contrario", añadió.
La capacidad para digerir la lactosa depende de una enzima. Cuando no hay suficiente cantidad de esa enzima, las bacterias proliferan en el azúcar y provocan muchos gases en el proceso.
En contraste con la llamada mala absorción de la lactosa o mala digestión, la intolerancia se relaciona con síntomas como ejemplo flatulencias y dolor de estómago, que se producen tras la toma de lactosa.
El nuevo estudio se suma a las pruebas de que la intolerancia percibida a la lactosa puede no estar basada en la incapacidad biológica a la absorción de azúcar.
De 353 individuos que fueron derivados a especialistas por supuesta mala digestión de la lactosa, hasta 189 absorbían el azúcar con normalidad y tuvieron menos síntomas que en casa.
No está claro por qué la gente que carece de problemas para digerir la lactosa presenta síntomas; los investigadores especularon con que algunos pacientes podrían sufrir el síndrome del colon irritable, que reúne síntomas similares (dolor abdominal, diarrea, inflamación y constipación).
Otra posibilidad es que los dolores estén relacionados con un anterior consumo en exceso.
"Si tuviste un momento en el que consumiste demasiado, podrías tener síntomas y lo recordarías", expresó Carol J. Boushey, experta en nutrición de la Purdue University, en West Lafayette, Indiana.
Boushey, dietista, consideró que recortar los productos lácteos como resultado de una percibida intolerancia a la lactosa ejercería un impacto negativo en la salud, incluida una menos densidad ósea, un incremento de la presión arterial y del cáncer de colon.
Por último, recomendó que las personas que creen padecer intolerancia beban menos cantidad de leche.