TRASTORNOS QUE AFECTAN LAS LÁGRIMAS Y LOS PÁRPADOS
Las lágrimas bañan permanentemente la superficie del ojo y la mantienen húmeda. Son un líquido salino con anticuerpos que protegen de infecciones a la visión.
Son producidos por las glándulas lagrimales, ubicadas en las cercanías del ángulo externo del ojo. Salen por dos pequeñas aberturas en los párpados: los conductos lagrimales que llegan al conducto nasolagrimal, un canal que confluye en la nariz.
Ojos secos y dañados
Cuando las glándulas no generan suficientes lágrimas, los ojos se secan parcialmente y se dañan.
También, si los párpados no se cierran correctamente, los ojos pueden resecarse porque la evaporación ocasiona una excesiva pérdida de lágrimas.
Papel fundamental de los párpados, barrera ante posibles lesiones
Los párpados son esenciales en el resguardo ocular. Contribuyen a la expansión de la humedad de las lágrimas cuando los ojos se cierran, por ejemplo en el parpadeo.
En definitiva ayudan a evitar que los ojos se sequen.
Además, actúan como una barrera mecánica ante posibles lesiones. Se cierran por un efecto reflejo si un objeto se acerca a la vista, si se contacta con ella o cuando las pestañas se movilizan a consecuencia del viento o el impacto del polvo o la arena.
Obstrucción del conducto nasolagrimal
Conocido como dacriostenosis, obedece a diversas razones: un desempeño inapropiado del sistema nasolagrimal al nacer; infección nasal crónica, contaminaciones graves o recurrentes, o fracturas de los huesos de la nariz o de la cara.
La obstrucción puede ser parcial o completa y generalmente un exceso de lágrimas se derrama desde un ojo hacia abajo bañando la mejilla.
No es habitual que la caída de los lágrimas suceda en los dos ojos, aunque ocurre en bebés de 3 a 12 semanas de vida y desaparece sin tratamiento a los seis meses.
- Recomendaciones para padres
En tales casos, una solución rápida consiste en que los padres aprendan a vaciar el conducto masajeando suavemente por encima de la zona de éste con la yema del dedo.
Conjuntivitis
Si se suscita una inflamación de la conjuntiva (conjuntivitis), a veces se necesita la aplicación de gotas oftálmicas con antibiótico. Pero si la obstrucción del conducto nasolagrimal permanece, se precisa la atención de un otorrinolaringólogo o de un oftalmólogo para que abran el conducto con una sonda introducida por el orificio de éste, localizado en el ángulo interno del párpado.
Si el conducto está bloqueado en su totalidad, se requiere una cirugía.
Infección del saco lagrimal
Lo usual es que la infección del saco lagrimal (dacriocistitis) responda a la obstrucción del conducto nasolagrimal.
La infección crea dolor en la zona que rodea el saco, el ojo se vuelve rojo, acuoso y supura pus, mientras que la persona tiene fiebre.
Con una pequeña presión sobre el saco, se logra que el pus se vaya por el orificio situado en el ángulo interno del ojo, cerca de la nariz.
Los síntomas tienden a irse si la infección es moderada o recurrente y aún cuando persiste por mucho tiempo; sólo se experimenta una ligera hinchazón del área.
No obstante, en ciertas ocasiones el líquido – siempre debido a la infección- queda retenido en el saco lagrimal, formándose un saco grande y lleno del mismo (mucocele) bajo la piel.
Las infecciones recurrentes alcanzan a cubrir el saco que se engruesa y enrojece. Entonces, es factible que se de un absceso y que se rompa en la piel, drenándose su contenido.
La infección se ataca con antibióticos orales o intravenosos y el uso frecuente de compresas calientes en la región.
En infecciones crónicas, el absceso se abre y se elimina con sonda o cirugía; en muy pocos casos el saco lagrimal se extirpa.
Tumefacción de los párpados
La tumefacción o edema en uno o ambos párpados (se deforman o hinchan) es común por alergia a gotas oftalmológicas u otros fármacos y cosméticos, polen o diversas partículas que se encuentran en el aire. Asimismo, por picaduras de insectos, infecciones derivadas de bacterias, virus u hongos.
Se deben instalar compresas frías y el médico puede recetar medicación o quitar todo cuerpo extraño, como el aguijón de un insecto clavado en el párpado.
- Inflamación de los párpados
Forma enrojecimiento y engrosamiento; escamas y costras y hasta úlceras superficiales. Los procesos que la cursan obedecen a una infección causada por estafilococos en los párpados y en las glándulas grasas (sebáceas) en sus bordes, por dermatitis seborreica en la cara y el cuero cabelludo y por la rosácea.
El individuo afectado siente que posee algo dentro de sus ojos y picor y quemazón en los párpados; algunas pestañas se caen; los ojos se ponen rojos, llorosos y sensibles a la luz, e inclusive es posible que se lesione su córnea. Durante el sueño, las secreciones al secarse, dejan a los párpados pegajosos.
La inflamación o blefaritis acostumbra a reiterarse y a oponerse al tratamiento. Nunca es destructiva.
Se lavan los párpados con champú para bebés, o bien los especialistas prescriben pomadas con antibiótico, como la eritromicina o la sulfacetamida, o antibiótico orales como la tetraciclina.
Orzuelo
Es una infección por un estafilococo o una o más glándulas en el borde del párpado o por debajo de éste.
Al conformarse un absceso -que es propenso a destruirse- sale un poco de pus. El orzuelo puede darse simultáneamente con la blefaritis o por ella. Hay gente que los desarrolla repetidamente y otras sólo sufren uno o dos en su vida.
Primero genera enrojecimiento, sensibilidad y dolor en el borde externo del párpado. Después, una pequeña zona se redondea, se hincha y duele. El ojo lagrimea, es muy sensible a la luz intensa, y experimenta la sensación de que hay un objeto en su interior. A veces el párpado se inflama en su totalidad acompañado de un punto amarillento en el centro de la franja inflamada.
Los antibióticos no son demasiado efectivos, son preferibles las compresas calientes por 10 minutos varias veces al día. Así, el orzuelo madura, se rasga y drena.
Cuando se forma un orzuelo en una de las glándulas más profundas del párpado (orzuelo interno), que suele ser recurrente, el dolor y los demás síntomas se intensifican; el médico lo abre para exterminar el pus.
Calacio
El calacio (chalación) es el incremento de tamaño de una larga y delgada glándula sebácea del párpado, resultado de la obstrucción del orificio de abertura de la glándula que se halla en el borde del párpado.
Se esfuma sin tratamiento tras unos pocos meses; su cura es más rápida si se emplean compresas calientes varias veces al día. Cuando persiste más de 6 semanas, el médico lo drena o inyecta un corticosteroide.
Entropión y ectropión
El entropión pliega sobre sí mismo al párpado contra del globo ocular. El ectropión se caracteriza por un pliegue del párpado hacia afuera sin contactarse con el globo ocular.
Lo normal es que los párpados superior e inferior se cierren firmemente, resguardando al ojo de cualquier de agresión y de la evaporación de las lágrimas.
Si el extremo de uno de los párpados se tuerce hacia dentro (entropión), las pestañas rozan el ojo, derivando en una ulceración y cicatrización de la córnea.
En cambio, cuando la extremidad del párpado se curva hacia afuera (ectropión), los dos párpados no se cierran bien y las lágrimas se esparcen por el globo ocular. Ocurre más en las personas de edad y en quienes se lastimaron el párpado con su consecuente cicatriz.
En estas situaciones se irritan los ojos con lagrimeo y enrojecimiento. De ser necesario, ambos casos reciben cirugía.
Tumores en los párpados
Hay formaciones benignas y cancerosas.
El tumor benigno es el xantelasma, un bulto plano blanco-amarillento con materia grasa; no se extirpa salvo que su presencia moleste. Puede indicar concentración de colesterol, en especial en los jóvenes.
El carcinoma de células escamosas y de células basales es maligno. Si una formación se observa sobre el párpado y no se resuelve tras varias semanas, el médico realiza una biopsia y lo suprime por cirugía.
Fuentes: Manual de Prácticas Médicas Hermanos Amejeiras,Oftalmología, 2008, Dra. María Cáceres Toledo Dra. Melba Márquez Fernández
Dr. Carlos Ortiz, Barcelona, España