SÍNDROME DEL NIÑO EMPERADOR, MALTRATO DE HIJOS
A PADRES
Fuentes: Miguel Clemente (profesor de la Universidad de A Coruña y director de la Unidad de Investigación en Psicología Jurídica y Protección del Menor)
"La violencia de los jóvenes en la familia, una aproximación a los menores denunciados por sus padres", elaborado por el Centro de Estudios Jurídicos de la Generalitat de Cataluña.
M. Rufo Campos,Profesor Asociado de Pediatría. Universidad de Sevilla. Jefe de Neurología Infantil.
El síndrome del niño emperador es un trastorno que en la generalidad de los casos se evidencia en pequeños que actúan en su hogar como verdaderos tiranos. · Carácter violento, maltrato psicológico y físico Tienen un carácter violento, gritan, insultan y pegan a su familia; además, logran controlar e imponer exigencias a sus progenitores. A medida que crecen, sus maltratos y atentados físicos se vuelven habituales. Sin ser mayores de edad, ni delincuentes, agreden también psicológicamente y se convierten en los jefes de su casa. Es un fenómeno que viene en aumento en la sociedad desde el año 2000, registrándose en todos los países.
Objetivos del “emperador” Llamar la atención, intentar el dominio de una situación, obtener lo que desean, son los objetivos de quienes sufren el síndrome. Las estructuras familiares, divorciadas, monoparentales, reestructuradas, son algunas de las causas que han eliminado los roles del sistema parental, por lo que no se definen reglas y límites; así, los menores salen siempre con la suya. Perfil del chico tirano El chico tirano es contestatario, inteligente, rápido, se opone a cualquier demarcación que lo prive de su autonomía, y cuando fracasa en sus tentativas se frustra y “estalla”.
· El error de las familias Los padres se muestran afectuosos, les dedican su atención y les hablan como iguales, justificándolos; aquí reside la equivocación porque los niños con este síndrome están convencidos de los derechos que todavía no debieran poseer.
Qué dice la psicología La mayoría de los expertos en psicología formulan que el síndrome surge a raíz de una carencia educacional y la ausencia de normas en el entorno familiar. Sin embargo, hay un debate abierto: no faltan quienes plantean que la educación es deficitaria y se hayan implicados factores genéticos de naturaleza psicopática; otros argumentan que son niños malcriados y caprichosos.
· Inmoralidad El libro “Los hijos tiranos” del psicólogo criminalista Vicente Garrido sostiene que el elemento esencial del trastorno es la ausencia de conciencia en los chicos, y que por motivos genéticos experimentan una arraigada dificultad para reconocer las emociones morales, para sentir empatía, compasión o responsabilidad, por lo cual no sienten culpa. También afirma que al no aprender lecciones de moralidad, no entienden si cometen una acción incorrecta.
El síndrome en la adultez Al arribar a la adultez el síndrome lleva a que los individuos finjan que se lamentan de un hecho, aunque “les da exactamente igual”, mientras se mantienen alejados de todo buen sentimiento. Persisten en la idea de que disponen de derecho para exigir y recibir, y lo peor es que su agresividad y violencia la trasladan a parejas y amigos, convirtiéndose en delincuentes y fracasados sociales.
· Los padres los encubren y se resisten a denunciarlos Los datos inmediatamente precedentes los ha aportado Luis Gonzalo Cieza, coordinador del programa de maltrato infantil de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor de España, que participó en una jornada realizada hace días atrás sobre el síndrome, organizada por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
Qué pasa en Estados Unidos y Canadá
Una investigación efectuada en Estados Unidos advierte que la violencia no es exclusivamente física de adolescentes hacia sus padres. Ocupa una incidencia de entre el 7 y el 18 por ciento en las familias tradicionales; en las monoparentales llega hasta el 29. Las estadísticas canadienses aseguran que uno de cada 10 padres son maltratados. Más atribuciones del síndrome Carlos Peiró, psicólogo de la Unidad de Orientación a la Familia de la Comunidad de Madrid, enumera entre los motivos del síndrome "el abandono de las funciones familiares, la sobreprotección y sobre exigencia simultáneas, los hábitos familiares determinados por la escasez de tiempo, la falta de autoridad, la permisividad y, sobre todo, la falta de elementos afectivos, como la calidez en la relación con los hijos. “Se les educa más en otros entornos sociales que en la familia, algo que no ocurría hace tan sólo una década". · No siempre cunde la violencia Por su parte, Vicente Garrido Genovés, psicólogo criminalista y autor de “Los hijos tiranos: el síndrome del emperador”, escribe que un padre excesivamente permisivo da lugar a que el hijo sea caprichoso e irresponsable, y no siempre violento. El chico se vuelve “vago”, se junta con malas compañías y comete delitos. Si la violencia es un componente más, sucede por un deterioro personal particularmente al final de la adolescencia por no recibir una educación basada en valores y moral. Después, no presentan un arrepentimiento sincero por malas acciones.
· Hedonismo, gratificaciones, consumismo de la sociedad Asimismo adjudica el síndrome al hedonismo que cunde en la sociedad actual, que desprestigia el sentimiento de culpa y” alienta una gratificación inmediata”, sea como sea.
· La culpa de la TV Carga contra la televisión porque según su criterio aumenta el hedonismo y el consumismo, por lo que dificulta el autocontrol y la capacidad de esforzarse para renunciar a objetos inadecuados. Los hijos tiranos ven en los medios de comunicación conductas para “pasarla bien” y hacer lo que se quiere sin obstáculos.
· Ayudarlos a desarrollar conciencia Propone ayudarlos a que desarrollen una conciencia sólida, mediante castigos razonables y firmes, y brindándole explicaciones sobre prácticas que suponen acciones inadecuadas..
Las madres, principales víctimas. En familias monoparentales, las principales víctimas son las madres que vuelven a tener otra pareja en un orden del 87%, conceptualizó González Cieza. Son las más receptoras de agresiones físicas, añadiéndose las verbales. En el 13.8 por ciento de los casos, la intimidación se produce con un cuchillo o un arma similar. · Adolescentes denunciados La edad media de los adolescentes denunciados por este tipo de violencia es inferior a la de otros delitos; surgen a partir de los 17,5 años. La incidencia es sensiblemente superior en hijos adoptados.
Cómo detectar un 'emperador' · Sin empatía, amor, compasión auténticas, ni sincero arrepentimiento. · No aprenden de errores ni de castigos, regaños, conversaciones; prima el egocentrismo. · Desafían, incluso con crueldad a hermanos y amigos.
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