La saturación de la publicidad en las calles de las grandes ciudades –promocionando un sinnúmero de productos- resultan un exceso de información que sujetan al cerebro a un rebosamiento de datos, que acaban excediendo sus propios límites y ocasiona varias patologías.
Crisis epiléptica
Hoy se sabe que los anuncios propagandísticos callejeros ejercen efectos peligrosos en la salud de la gente, al punto de que originan crisis epilépticas, si bien otras razones también las producen más allá del poderío publicitario.
Contaminación visual
Los anuncios fenomenales crean lo que se denomina “Contaminación Visual”: perturban la visualización de las personas, mientras destruye la estética de un paisaje o localidad.
Trastorno neurológico
Según el neurólogo Edmundo Antezana, cuanto más avisos abundan, se desencadena un cuadro clínico en los individuos, a raíz de que todo ello se acumula en su cerebro; entonces, es factible que sufran algún trastorno neurológico.
· Epilépticos y crisis
Antezana no dudó en afirmar que solo alcanzan “unos segundos” para que los enfermos de epilepsia, al verse recargados de cuadros publicitarios, padezcan una crisis repentina.
· Sistema nervioso
Se lesiona el sistema nervioso de los epilépticos y los aturde justamente su exposición a tanto caos informativo.
Este tipo de contaminación acentúa dolores de cabeza.
Urbes con cables, encierro, no se valoran cielo ni nubes
Por otra parte, los ciudadanos no llegan a apreciar el cielo y las nubes, algo tan básico que pierden por una prodigalidad de cables que cuelgan en las principales urbes y en los departamentos, argumentó el magister en Ciencias Ambientales, Éric Martínez Costas.
En consecuencia, viven una experiencia de encierro y alteración del estado psicológico.
Limitación de la vista
Las reacciones de la vista son notables y soportan modificaciones a la hora de procesar las tramas publicitarias; la cabida cerebral se limita, destacó en este aspecto el psicólogo Marco Antonio Tapia.
· Estrés y dolor de cabeza, alteración anímica
La alta cantidad de información es un motivo de estrés y dolor de cabeza; pero mucha gente no se da cuenta que la contaminación visual es capaz de trastocar el ánimo, indicó el citado psicólogo.
Accidentes por distracciones
Ciertos anuncios situados a lo largo de la calles distraen a conductores automovilísticos y peatones (gigantografías); dan lugar a choques u accidentes.
Las pantallas LED que iluminan una y otra vez, distraen, más aún cuando se presentan de forma continua; obstruyen el paso de automóviles y peatones y damnifican a la iluminación del alumbrado público.
Equilibrar elementos naturales y arquitectónicos
Es imprescindible garantizar el concepto de imágenes urbanas y equilibrar los elementos naturales y arquitectónicos que son de interés de la población.
· Sin normas de publicidad externa, educación ambiental
En este sentido, la mayoría de los países carece de una socialización de normas sobre publicidad externa, ni las restringen con disposiciones y multas que den marco a una educación ambiental.
Los tonos, colores y brillos magnificados artificialmente en la publicidad, atiborran e interfieren en la salud de la visión.
Impiden la apreciación de elementos naturales básicos y lastiman los ojos, al igual que algunas edificaciones y cables de luz.
Talleres de soldadura eléctrica; daños irreversibles en niños
Hay verdaderos atentados a la salud visual, por ejemplo los talleres de soldadura eléctrica o de arco que se hacen en la vía pública. Sus efectos sobre los niños son inmediatos y permanentes por las radiaciones luminosas, ultravioletas e infrarrojas que promueven daños irreversibles en la retina, si la mirada se detiene directamente en el punto de soldadura.
Vidrios como espejos
Por último, no se debe obviar el problema que suscitan los edificios con vidrios que reflejan la luz solar tal cual espejos enormes.
En especial en la tarde, todas las personas que pasan por el lugar tienen que soportar el fuerte reflejo de éstos.