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15 abril 2014 2 15 /04 /abril /2014 14:17

Cambios corporales que produce la ansiedad

 

 

El estrés coloca al cuerpo frente a periodos críticos físicos y psicológicos y la ansiedad es la consecuencia más inmediata que afecta la psiquis y el funcionamiento del organismo.

 

Se perjudican  las actividades diarias y la persona se siente mal y se bloquea, mientras atraviesa por una emoción que la  pone incómoda.

 

Cuáles son las reacciones corporales, adrenalina

 

La ansiedad libera adrenalina, un modo de auxilio que tiene todo individuo para dar solución a un problema difícil y para cuanto le causa  estrés.

 

Es la modalidad que se adopta para luchar frente a lo que se interpreta como una amenaza.

 

Dificultad de defensa o huida

 

Pero surge  un inconveniente: la amenaza, que  si bien es muy raro que dañe la supervivencia, sabe adquirir distintos aspectos, tales como emocionales, sociales, laborales, entre otros.

 

Sucede, entonces, que la adrenalina no se torna útil para defenderse o huir, y los tiempos van cambiando al organismo.

 

Síntomas

 

El ritmo respiratorio sufre una aceleración, la respiración es superficial y menos profunda.

Los pulmones recurren a la hiperventilación para que llegue  mayor cantidad de oxígeno a los músculos.

Esta circunstancia quema mucha energía y el sujeto ansioso se activa muscularmente por encima de su propia voluntad, lo cual acaba por agotarlo.

Boca y estómago

La boca padece sequedad y se perciben molestias estomacales, es decir, la tarea digestiva se obstaculiza y se pierden los recursos para la defensa o la huida.

Corazón

El corazón late más rápido de lo habitual para llevar más sangre a los órganos a fin de huir, y aparecen  sensaciones desagradables, a consecuencia de una  concatenación de efectos químico y neurobiológicos. Todo ello en la búsqueda de la lucha o la huida.

 

Cuando la reacción es extrema y el problema (el atacante) no significa una amenaza real, la persona se relaja de la estimulación interna aunque a un alto costo: la exhaustividad, un cansancio insoportable.

 

Desencadenantes

 

Los desencadenantes de la ansiedad van, por ejemplo, desde una crítica a un desaire, un malentendido con familiares, amigos y compañeros de trabajo, un ajuste económico y discusiones de pareja que no se saben manejar.

Ningún cuerpo puede vivir en alerta continuo; lesiones

 

Los importantes y constantes síntomas físicos y psicológicos producto de la ansiedad lesionan sin duda;  son imposibles de soportar en un estado de alerta continuo y hay que solicitar asistencia psicológica y/o clínica.

 

La agresividad

 

El intento de escapar o de enfrentar las adversidades, agrava la salud si se echa mano de la agresividad y es casi imposible que las contrariedades se solucionen, por el contrario, se agrandan.

 

Vulnerabilidad

 

Por otra parte, tanto esfuerzo físico que entra en juego incrementa la nerviosidad, es un obstáculo para pensar claramente, las resoluciones se alejan y se expande la vulnerabilidad psíquica y corporal.

 

La ansiedad pasa a ser patológica

 

La ansiedad ya patológica  se caracteriza por exagerar la amenaza, se sobrevalora el riesgo, se instalan pensamientos específicos y preocupaciones puntuales y permanentes.

En la faz  fisiológica, crece la activación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo, sumándose a la sintomatología citada en párrafos precedentes: taquicardia, sudoración y tensión muscular.

El miedo paraliza

El sistema motor, dado que el sistema emocional  no protege, se convierte en un arma; el ansioso  se paraliza a tal punto que no busca cómo superar la ansiedad y opta por soportar mucho malestar y es ganado por un miedo desmesurado, patológico que genéricamente se traduce en un trauma y en una fobia específica según el  hecho que ha vivido.

Los niños copian a los padres

 Los niños copian las mismas fobias que sus padres.

Inevitablemente, los menores expuestos a este modelo familiar corren más probabilidades de aprender que las situaciones ambiguas constituyen una fuente de peligro (los progenitores perpetúan sus fobias y hablan de ellas en el hogar), sentándose así las bases para un posterior desarrollo de un Trastorno de Ansiedad Generalizada.

 

 

 

Fuentes consultadas: Ana Villlarubia  Mendiola, psicóloga clínica, especialista en problemas de Conducta y Terapia de Pareja.

Lic. Ariel Minici, Lic. Carmela Rivadeneira y Lic. José Dahab revista

 de Terapia Conductual

 

 

 


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