El poeta inglés Samuel Johnson escribió: “Un hombre sabio procurará siempre perdonar, porque sabe lo que es el valor de la vida y no permitirá que ésta pase con un dolor que es totalmente innecesario”.
Quien no perdona se condena al dolor
“Quien no perdona está condenado a vivir en su propio infierno, atrapado en el dolor”, manifiesta por su parte, Rosa Argentina Rivas, psicoterapeuta clínica, fundadora y presidenta de la Asociación Latinoamericana de Desarrollo Humano, quien es una autoridad internacional en temas como el manejo del estrés y el perdón.
Es autora del libro ‘Saber perdonar, paz y libertad’ (editorial Urano), que se ha convertido en un best seller.
Reconocer que son sentimientos difíciles de superar
Rivas sostiene que el dolor y el rencor son sentimientos difíciles de superar, aunque “nada ni nadie merecen ser imperdonables”.
Dice que el perdón es un favor que se hace para uno mismo.
Qué significa perdonar
Agrega la experta que la gente no suele entender el significado del perdón; se confunde, dado que cree que es “justificar” lo que un individuo le ha cometido, y se convence que tiene que dejar pasar la situación o “seguir tolerándola.”
Aquí reside un modo de venganza, por lo que el supuesto perdón pasa a ser un control hacia el otro, más aún si él pide perdón.
Lo que parece imperdonable
Descarta todo argumento que se basa en la imposibilidad de perdonar un hecho, porque se incurre en el error de calificarlo de “deleznable” y que no se debe tolerar.
Reitera, en cambio, que el perdón es un beneficio para el que lo ejerce.
Perdonar es liberarse a sí mismo
El perdón es un acto interior personal; al perdonar se consigue la propia liberación; en tanto, si se mantienen rencores surge un “quedarse en el pasado”, como una suerte de esclavo de quien ha lastimado y, también, aunque éste se halla alejado o ha muerto.
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El que sufre y rencor y sus consecuencias, se encuentra en una posición diferente en la vida, mientras que el que hizo daño actúa como sino lo cometiese; ignora por completo que provocó dolor.
Pero el rencoroso, se incluye en un círculo de malos sentimientos.
El odio destruye
“El odio es un sentimiento que destruye a la persona.” Conduce a planear venganzas y, que al no concretarse, incitan la frustración.
Si se cristaliza una venganza, ella se recibe y se induce en el marco de una escalada de violencia hasta vivir en medio del terror.
Encierro en el odio
El odio es uno de los peores sentimientos que impiden abrirse a espacios nuevos donde primen la confianza y “volver a amar”.
Intolerancia en una pareja
Cuando hay violencia en la pareja, no corresponde tolerarla y seguir juntos; sí perdonar, aunque iniciar caminos separados.
Perdonar no significa cambiar una decisión. Esa es la modalidad con la que los chantajistas abusan.
· Chantajistas
Ofenden y lastiman porque son inseguros y débiles, golpean con el miedo de ser abandonados. Comprenderlos nunca es justificarlos.
Olvido
El cerebro graba todo y más lo que se vincula con un alto contenido emocional.
El suceso de un evento desafortunado lleva -al ser evocado- que suba el color a la cara, se empuñen las manos, y se retuerce el estómago. Hasta sobrevienen ganas de matar.
No olvidar y perdonar
Pretender el olvido es perder el tiempo. El perdón sana la herida y desaparece la ira, la tristeza, la desilusión.
Manejo de la mente; comprensión, ser mejor persona
Rivas afirma que es imprescindible dominar el pensamiento, controlar las imágenes y las palabras, y no contar una y otra vez lo que ha sido más profundamente doloroso.
Entran aquí en juego la comprensión, descubrirle un sentido a la ofensa, y de qué forma es factible convertirse en una buena persona pese a la experiencia negativa.
Violencia familiar
La violencia hacia la pareja o hacia los hijos, afecta a los integrantes muchísimo.
Nada se resuelve con esta actitud; la amargura y el rencor mayor se instalan en quienes llevan adelante estos comportamientos.
· Hermanos y/o padres enemigos
Existen hermanos y/o padres que son los peores enemigos. El perdonar no exime de poner límites. No hay que obligarse a conservar estas relaciones.
Convivencia laboral
Cuando se torna difícil establecer límites en el entorno laboral, Rivas recomienda que se propicie el diálogo con cierta e invariable distancia.
Trabajar y ser colaborador en equipo no obliga a trazar una amistad cercana con aquéllos que lastiman y siguen lastimando.
No obstante, hay que perdonar para no sumergirse en el infierno.
Consejos prácticos
Buscar un desahogo, alguien con quien hablar; no reprimir los sentimientos porque crecen adentro.
Si gana la tristeza, el llanto, el enojo, se precisa que alguien ponga el hombro y contarle todo, desahogándose sin violencia.
Muchas veces no se perdona porque uno se niega a mostrarse frágil y prefiere ocultar su estado.
No contarle a medio mundo cuánto se sufre; lo hecho, ya ocurrió y no cambiará. Reitera Rivas: “hay que perdonar.”
Cómo se sabe que se ha perdonado
Se relata el dolor con tranquilidad; se cuenta como si fuese una historia narrada por una tercera persona y no vivida por uno mismo.