ANIMARSE A DAR RIENDA SUELTA A LAS HABILIDADES
QUE TODOS POSEEMOS
Cada persona tiene –invariablemente- un talento especial y diferente que es un tesoro para resguardar y cultivar.
Los genios son pocos, por supuesto, pero todos los individuos deben atreverse a descubrir cuál es su habilidad y dar rienda suelta a esta fuerza que acaso se constituya en una vocación y un destino gratificante.
Hacer lo que sale del alma y genere placer
Hay que abocarse a realizar las actividades para las que se posee mayor capacidad, basta con descubrirlas y ponerlas en práctica en la vida cotidiana.
Dibujar, pintar, coser, cocinar, leer, escribir, realizar deportes, empatizar; todas son destrezas propias y diferentes según cada sujeto.
Corresponde concretar lo que sale del alma y que genere placer.
Liberar el talento
Lo importante es desmitificar preconceptos. La sociedad tiende a considerar como los únicos talentosos a los que adquieren popularidad y fama, y esto dista mucho de ser así, más aún: cuando incurren en el error de atribuirles solo a ellos una alta inteligencia.
Por el contrario, siempre está latente la posibilidad de brillar con luz propia aunque uno se ubique lejos de la genialidad. La agudeza es algo que se siembra y se acompaña con una labor asidua.
Sacar a la luz la idoneidad escondida
Nadie es un inepto total. Las habilidades no solamente responden a áreas artísticas o deportivas, también las hay organizacionales, intelectuales, operacionales y asistenciales, conforme a los conceptos sostenidos por Débora Bottwin, psicóloga de la Fundación Buenos Aires.
Se gana en serenidad y en felicidad
Rescatar un talento es dar un espacio a la serenidad en el continuo devenir diario. Se trata de descubrir lo que “sale naturalmente” y de ponerlo al servicio de la felicidad propia y de quienes nos circundan, aseveró por su parte Mirta Dall’Occhio, psicóloga y directora de Hémera, Centro de Estudios de Estrés y Ansiedad de la Argentina.
Evitar exigencias, la importancia de la alegria
Es fundamental hacer cuanto plazca pero sin exigirse, sin pretender la genialidad; efectuar lo que a uno le gusta expande los límites de la creación. No hay que agobiarse sino profundizar en aquello que sale bien y que provoca alegría.
No siempre es necesario anotarse en un curso
Un curso contribuye a desplegar aptitudes u opciones, pero no es indispensable. Lo que en verdad nos trasciende es no limitarnos únicamente a algo en particular que se caracterice por ser productivo; en cambio, todo lo que queremos hacer debemos cumplirlo con placer, siempre encontrándonos a gusto.
Vale el tiempo vivido
No es cuestión de producir; la sociedad mantiene la idea equivocada que cuanto no es productivo es un tiempo perdido.
En concreto, lo que vale es el tiempo que se vive, el que hay que aprovechar con satisfacción y contento.
Manejar la lógica de sostener y soltar
Dall’Ochio argumentó que “se trata de aprender a manejar la “lógica del sostener y soltar”.
· Expandir talento, crear espacio para salir de la rutina
El punto es expandir los talentos y sostenerlos, salir de la rutina y reencontrarse con lo que hace bien y hace feliz a uno mismo y a los demás.
Vale tanto, entonces, desempeñar las obligaciones pero soltarlas –una vez realizadas- y crear espacios serenos, como un encuentro con amigos o abocarse a hacer una tarea de pastelería, carpintería, manualidades, ejercicios; en definitiva, lo que de gusto y sea acorde a las preferencias propias.
· Ordenarse: tiempos de obligaciones y tiempos de placer
La especialista de Hémera recomendó que en la vida hay que tener momentos de sostén y otros de andar sueltos. Este aprendizaje ocasiona una mejor calidad de vida para cada persona y su entorno.
Confianza, seguridad, plenitud, modos de encarar presente y futuro
Soltarse es innovarse, encontrarse con lo que a cada uno le gusta y darse ese permiso para desarrollarlo; todo ello, ocasiona confianza, seguridad, plenitud, hallar maneras de encarar situaciones difíciles actuales y proyectos futuros y, a la vez, estrechar mejores lazos interpersonales.
Se obtiene de este modo un estado de bienestar generalizado.
Cómo buscar el talento de partencia
• Trabajar en el autoconocimiento, reflexionar sobre el pasado y el presente.
• Descubrir qué es lo que nos provoca alegría a la hora de imaginar y hacer.
• No trazar comparaciones. Cuando la mirada está puesta en el otro, se saltean las secuencias de nuestras vidas que ignoramos.
• Prestar atención a aquello que nos gusta y nos sale bien y fácil, sin que implique un esfuerzo desmedido, Lo que es muy dificultoso es poco factible que sea un talento.
• Afanarse en la superación de antiguas modalidades de desenvolverse. En el “haciendo” en el presente se visualiza el campo que resulta cómodo, gustoso y placentero .para acometer con él.
• Iniciar alguna actividad que atrae y observar y dejar fluir las emociones,
• Cerrar los ojos y visualizar en qué situación nos experimentamos poderosos, confiados, seguros y felices.