ALTERACIONES ANTE INFARTO Y/O MUERTE DE LA PAREJA
Cuando la pareja es víctima de un infarto y lo supera o muere, su cónyuge o compañero de vida suele presentar síntomas de ansiedad o pensamientos negativos; entonces, en muchos casos, su salud mental merece atención médica inmediata.
El primer estudio realizado sobre la problemática, afirma que principalmente se da un mayor riesgo de caer en la depresión.
Una enfermedad altera a toda la familia
La aparición de una enfermedad en un miembro de la familia altera el equilibrio personal de cada constituyente de la misma, en distintas medidas, pero invariablemente la que se ve más impactada en su estado anímico es la pareja.
Ataque al corazón: lo que más lesiona el ánimo de la pareja
La nueva investigación, centrada en ataques cardíacos, demostró que esta circunstancia es la que más lesiona el ánimo de la pareja.
Esta conclusión se publicó en el revista 'European Heart Journal', donde se dio cuenta de un análisis efectuado a miles de cónyuges dinamarqueses.
El trabajo lo concretó el Instituto de Investigación Duke, en Durham (EEUU) y el Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca), siendo el primero en comparar cuanto les ocurren a los maridos o a las esposas de pacientes que sufrieron un infarto al que sobrevivieron o que provocó su deceso.
Consumo de ansiolíticos, benzodiacepinas
También se observó que en estas circunstancias aumentó el consumo de ansiolíticos bajo la denominación de benzodiacepinas.
· Enfermedades prolongadas
Cuando la pareja muere repentinamente, su cónyuge no tiene tiempo para una preparación psicológica que lo ayude a enfrentar esa muerte, pero si alguien padece una enfermedad prolongada, como lo es el cáncer, la pareja ya dispone de tiempo para hacerse a la idea, según afirmó Mil Fosbol, cardiólogo y principal investigador del estudio.
Evaluación de más de 16.000 individuos sobrevivientes
Para saber lo que sucede en la pareja sobreviviente, tras el infarto que llevó al fallecimiento de su compañero de vida, se evaluaron los registros médicos de 16.506 de personas que murieron súbitamente por un infarto entre 1997 y 2008 y los de 44.566 consortes que sobrevivieron al ataque cardiaco.
Estos datos se compararon con otros correspondientes a 49.518 personas cuya pareja había muerto por otro motivo distinto al cardiaco y de 131.563 individuos de pacientes internados con un problema no mortal y no relacionado con el trastorno cardiaco.
Respecto a la ingesta de ansiolíticos, casi el 50% de los individuos cuya pareja había fallecido a causa de infarto empezaron a tomar ansiolíticos tan pronto ocurrió el hecho, pero un año después de la muerte siguieron consumiéndolos el 2%.
La cifra fue menor cuando el consorte superó el infarto, si bien su pareja necesitó los ansiolíticos en un orden del 13%.
· Incidencia de depresión
Asimismo, se verificó que la incidencia de la depresión resultó casi tres veces superior transcurridos seis meses del infarto del compañero de vida, tanto si lesión cardiovascular fue mortal o no.
Se constató, igualmente, una mayor proporción de gente que se suicidó al año siguiente de haberse producido el ataque cardiaco de su consorte, aunque las tasas fueron bajas.
· Hombres: más tendencia a quitarse la vida
Los hombres mostraron ser más proclives a padecer depresión y a someterse a la voluntad de quitarse la vida, en comparación con las mujeres, después de un episodio cardiovascular", destacó Fosbol.
Cantidad de sujetos que toman antidepresivos
Si se tiene en cuenta que cada año siete millones de personas tienen un infarto de miocardio, de los que un 16% fallece, "esto podría significar que alrededor de 11.000 personas pueden ser más propensas a empezar a consumir antidepresivos luego de que su pareja haya tenido un infarto no mortal y de unas 35.000 cuyo cónyuge haya muerto por este motivo.
Aunque la tasa de suicidios es baja, es muy probable esperar que alrededor de 1.400 personas intenten terminar con su vida tras la muerte de su consorte", afirmó Fosbol.
Se necesitan planes de cuidados
Por las razones halladas, Fosbol y su equipo convocaron a una mayor concienciación de estos problemas y a que se elaboren planes de cuidados para la gente que atraviesa por estas dificultades, con el fin de soslayar o tratar precozmente la depresión.