En el marco del 40º Congreso Argentino de Cardiología en Buenos Aires fueron desacreditados varios mitos atribuidos al funcionamiento cardíaco, y se descartaron prejuicios en torno a efectos contraproducentes de ciertos medicamentos.
No es cuestión de nervios. El cardiólogo Carlos Tejer, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y el especialista en hipertensión Guillermo Fábregues, médico cardiólogo de la Fundación Favaloro y presidente del Comité Científico del Congreso, coincidieron en que los problemas del corazón no corresponde adjudicarlos al nerviosismo.
La hipertensión arterial solo se presenta en pacientes que experimentan una menor elasticidad arterial, una deficiencia circulatoria cuyas consecuencias son la insuficiencia cardíaca y los ACV; por lo tanto es una circunstancia independiente de si se sienten particularmente nerviosos.
Prevalencia de la hipertensión. Uno de cada cuatro argentinos sufre hipertensión arterial (34% de la población).
El porcentaje viene agravándose en los últimos ocho años por el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad, que provocan diabetes; en este último caso, parámetros normales de glucosa no evitan que se menoscaben los vasos sanguíneos y se adquieran enfermedades cardíacas, si se descontrolan el peso, el colesterol y la presión arterial.
Mata la ignorancia. La hipertensión no muestra síntomas, añadió Fábregues, quien explicó que si la gente normaliza la presión con un medicamento, adopta la costumbre de abandonarlo, cuando el tratamiento debe seguirse continuamente.
Los fármacos contra el colesterol no perjudican. Desenmascararon el argumento de que los fármacos para disminuir el colesterol deterioran los músculos y el hígado. Las estatinas son drogas con una eficacia constatada desde hace más de 25 años para combatir el colesterol alto, sin atacar ningún órgano.
Ejercicio y deporte. Una persona que cumple con regularidad actividades físicas y deportivas, podría extender su vida de tres a cinco años.
El cardiólogo y especialista en medicina del deporte Roberto Peidró dijo que se ha verificado que los ejercicios vigorosos originan las mayores disminuciones de peligro de infarto y ACV.
Siempre hay que ejecutarlos con recomendación médica previa acompañada de estudios específicos, ya que tampoco faltan pacientes que no reúnen las condiciones para practicar deportes y ejercicios que exigen fuerza y, sin un imprescindible consejo médico, caen en una muerte súbita; la incidencia de esta última es baja: entre 1 y 1,5 por cien mil participantes; la cifra asciende en deportistas veteranos por lo que requieren chequeos más profundos.
Asimismo, luego de mucho tiempo de sedentarismo, la gente necesita ser examinada antes de iniciar cualquier actividad.
Los estudios del cuadro físico dependen de los siguientes factores: edad, grado de sedentarismo, y antecedentes personales y familiares de hipertensión arterial, alteraciones del colesterol, diabetes, tabaquismo y muerte súbita.
El corazón no es únicamente asunto de ancianos. Se corre el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares con el avance de la edad.
No obstante, otros motivos causan problemas en cualquier momento de la vida; aún comienzan desde la infancia.
El acopio de placa en las arterias implica años en desarrollarse y acaba originando dolor u obstrucción en la adultez.
El corazón de niños y adolescentes puede lesionarse por condiciones congénitas, infecciones, sedentarismo y dieta rica en grasas.
Colesterol malo, alta presión. Ambas situaciones ocasionan infarto y derrame cerebral. El colesterol se pega a las paredes arteriales y bloquea el flujo sanguíneo al músculo cardíaco o al cerebro; también lo padecen pacientes delgados a para los que incumbe revisar los factores.
El colesterol debe ubicarse bajo los 200 mg/dl de colesterol total; la presión arterial normal mide menos de 120/80,la alta es de 140/90.